El Unicaja ve cómo se reducen sus opciones coperas después de caer en el Fernando Buesa Arena. El pobre balance de 3-6 coloca al club de Los Guindos en una situación muy adversa, y con nulo margen de error, para poder disputar la fiesta del baloncesto español, allá por febrero. Es hora de sacar calculadoras y echar un ojo a diferentes pabellones cada fin de semana. Aún queda tela que cortar: siete partidos con aroma de final. El primero será ante San Pablo Burgos el próximo domingo, un rival directo que servirá para evaluar las aspiraciones reales de un equipo irregular y que sigue generando muchas dudas en la confección del mismo.
Por presupuesto y calidad de la plantilla, los de Katsikaris están obligados a estar en esa cita tan especial. Es cierto que la situación se puede revertir echando un ojo a la tabla: el Valencia Básket es el que marca los puestos coperos con un balance de 5 victorias y 4 derrotas, a priori la machada parece posible: recortar esas dos victorias en las jornadas que aún restan parece un objetivo realista. El problema radica en la igualdad que hay en la zona media de la tabla. Un total de seis equipos tienen mejor récord que los malagueños en la pelea por las tres últimas plazas, entre ellos los taronja, Baskonia y Manresa, conjuntos que han ganado a Unicaja.
El calendario es, a priori, halagüeño: Valencia, Joventut y San Pablo Burgos tienen que visitar aún el feudo malagueño antes de que concluya la primera vuelta. Aunque ha quedado demostrado que este equipo es capaz de mostrar varias caras dentro de un mismo partido, el mejor ejemplo lo tenemos en la dolorosa derrota cajista ante Baskonia, después de ir ganando el choque durante tres cuartos. Muy arriesgado hacer pronósticos.