Preocupa el poco protagonismo de Yannick Nzosa. El congoleño es una de las grandes esperanzas en Los Guindos por su talento, juventud y un potencial que no se pone en duda. En las últimas fechas ha perdido peso en la rotación, incluso no llegó a pisar la cancha ante el Real Madrid, en una decisión que a priori se podía deber a problemas físicos, pero el jugador estaba disponible, tal y como afirmó Katsikaris en la rueda de prensa posterior.
El joven derribó la puerta de forma sobrenatural el curso pasado, hasta tal punto de estar nominado a Mejor Joven de la ACB. Pasó un verano difícil por ese maldito pubis que le lastró en pretemporada y en las primeras semanas de competición. Ya recuperado, la realidad es que Nzosa no se parece al jugador que vimos la temporada pasada. El efecto rebote que a veces se suele dar en chicos que explotan tan pronto, en su caso a los 17 años.
Katsikaris sí que le dio minutos en las primeras jornadas, pero poco a poco su participación en pista ha ido descendiendo: en la derrota ante el Joventut solo pisó el parqué del Carpena algo más de un minuto. El pasado martes en Atenas, donde el Unicaja no se jugaba nada, diez. Pocos para un jugador que necesita rodaje y confianza para ser el jugador que era el curso pasado.
Esta temporada está en doce minutos de media en Liga Endesa, con 2.8 de valoración. Escasa aportación de un jugador que sigue en las quinielas para ser top 5 en el próximo Draft de la NBA, con ojeadores siguiendo sus pasos semana a semana. El chico parece que no lo lleva bien, aunque su técnico quizás no esté ayudando a su crecimiento. Pendientes de cómo vuelve Nzosa de este pequeño parón. El Unicaja le necesita.