Nueva entrega de ‘Marca Basket, 40 años en verde y morado’, patrocinada por la Fundación Unicaja. Recordamos al Mayoral Maristas, club colegial, junto a Pedro Ramírez, mítico técnico ayudante de Javier Imbroda en los banquillos.
Recuerdos de aquella etapa espectacular: «Éramos muy jóvenes y en una fase de formación, consolidando un poco nuestras vidas y la personalidad. Fue una etapa de pasión por el baloncesto, con la coincidencia de un grupo de personas fantástico y extraordinario. Vivimos una gran aventura, con un grupo de jugadores que crecieron junto al proyecto y el equipo, con una gran ambición y una rivalidad con Caja de Ronda, que hacía que se viviese en toda la ciudad como una pasión tremenda. Ese amor iba creciendo. También coincidió con una gran etapa del baloncesto español, con la medalla de Los Ángeles y un momento de expansión. Nos hicimos profesionales y vivimos también la fusión de ese nuevo proyecto, que fue apasionante».
Talento y disciplina, unidos de la mano: «La verdad es que todos sabemos que el talento sin esfuerzo, no es nada. Creo que en aquella época se produjo esa coincidencia de personas, que era fundamental y el talento que había en ellas, y por supuesto la constancia. Estábamos convencidos que con nuestro trabajo, ilusión, el esfuerzo de todos, entre todos, éramos capaces de competir con cualquier. Esa ambición y pensar que podíamos conseguir aquello que nos propusiéramos, es una lección de vida, te marca para toda la vida. Es el mejor mensaje que podemos trasladar a nuestros hijos».
Mentalidad ganadora: «Sin duda. Era una influencia mutua de los que estábamos en aquel proyecto y por supuesto de Javier. Éramos todos una piña e íbamos todos a una, cuando hay un grupo unido y capacitado, los objetivos son más fáciles. Desde luego lo que significaba el colegio Maristas, es decir, el ideario de unos hermanos que fueron fundamentales para el éxito. Coincidimos en el tiempo con un grupo de balonmano, que en un momento estaba en ASOBAL; santo y seña de lo que éramos y la filosofía de entender la vida y el deporte».
Derribar la puerta prácticamente sin ayuda: «Es tremendo. Teníamos una relación muy estrecha con el equipo de balonmano, con jugadores y gente que estaba detrás. Interactuamos y nos enriquecimos entre todos muchísimo, y se produjo un fenómeno histórico. Si esto llega a pasar en Estados Unidos, ya habrían hecho varias películas».
Un hito que da para una película: «A pesar de que tuvo una gran repercusión en su momento, además recuerdo que el fenómeno de Mayoral Maristas hacía que todo el mundo quisiese saber más de nosotros; despertábamos mucho entusiasmo e interés. Sí que es verdad que se merece un apartado especial que no hemos tenido, un ‘Informe Robinson’ o algo del estilo. Fue algo singular y único en el deporte español».
Si podría volver a repetirse: «Es muy difícil y complejo. Se tienen que dar circunstancias muy especiales. Cada etapa en la vida es distinta. Que en un colegio salgan equipos de élite en baloncesto, balonmano y además a la vez; no solo en Málaga, diría que en ningún sitio. Ojalá se produzca. Está claro que el talento sigue estando; lo que sí vemos otras iniciativas desde la base tremendos: en Málaga se trabaja en la formación».
Un sentimiento romántico que se ha perdido: «Los padres en aquella época veían las actividades con otras expectativas, un hobby más que nada. Hoy hay más porque ha cambiado el mercado, el deporte se ha profesionalizado mucho y nada tiene que ver con antes. Muchas veces esas actitudes lo distorsionan todo, incluso jugadores con un enorme potencial acaban estropeándose. No se dan cuenta que sirve de formación. Si se rompe en edades demasiado tempranas, se acaba haciendo un daño tremendo al deportista. Desgraciadamente pasa con cierta frecuencia».
El momento de mayor satisfacción en Mayoral Maristas: «Me quedo principalmente con la experiencia vital que el deporte me ha ofrecido. En mi formación personal, lo que más me ha marcado ha sido el deporte y el baloncesto en particular. También con las personas: Javier Imbroda, Jacinto Castillo, Damián Caneda, Manolo Morales, Nacho Vera y con muchas más. Soy quien soy gracias a todos ellos».
Hay que aclarar que sí hubo un «Informe Robinson» de la época. TVE estuvo un par de días rodando un documentalito, algo corto para un programa que fue emitido en TVE2 sobre la transformación del colegio a un club de primera y el boom que supuso para la cantera. Yo era un crío, pero recuerdo a los productores de Madrid, un tipo con botas y cinturón de cowboy y melenas encerrado durante horas con los responsables del club para preparar aquello en las oficinas del pabellón. Ese documento debe estar por ahí.