El Unicaja ha cerrado un noviembre perfecto. No se le puede poner ninguna pega al equipo verde en el penúltimo mes del año. Cinco victorias que permiten dejar muy encarrilado el pase a la Copa del Rey de Badalona, además de mandar un aviso a Europa con ese 4-0 en BCL, ya líderes del grupo G, a falta aún de dos jornadas. Son seis triunfos consecutivos que invitan al optimismo y donde empieza a florecer de nuevo la ilusión, ya que se palpa algo grande en este Unicaja de Ibon Navarro. No se conseguía un hito de estas características desde finales de 2020, en un contexto parecido al de estas fechas.
Una rancha que arrancó el 11 de noviembre, con Luis Casimiro en el banquillo, ante el Mornar montenegrino en Eurocup (98-72); y acabó, también en competición continental frente al Brescia (79-83) el 9 de diciembre. A partir de ahí, el equipo malagueño se cayó y Casimiro acabaría siendo destituido pocas semanas después, con la posterior llegada de un Fotis Katsikaris que no salvaría los muebles a final de año.
Pero este Unicaja pinta de otra manera. Un equipo que aún tiene un margen de crecimiento enorme y que ayer nuevamente mostró la fortaleza del grupo en tierras galas. Es una inyección enorme el ganar en Valencia, también avisar a Europa de esta manera. El conjunto malagueño es el único que se mantiene invicto en esta BCL, y tiene la posibilidad de seguir escalando en Liga Endesa, con una quinta plaza asentada tras asaltar La Fonteta.
