El Unicaja cuenta con una plantilla amplia y compensada, a la espera que la competición oficial no diga lo contrario. El carrusel de partidos que se avecinan servirán para hacerse una idea de si los verdes han ido por el camino correcto este verano. Doce jugadores profesionales y un sinfín de variantes, suena bien, pero que deja como gran damnificado al gran nombre que ha levantado pasiones este verano en Málaga, con el permiso por supuesto de Alberto Díaz: el de Mario Saint-Supéry; inadvertido de momento y parece que perdurará, salvo que haya algún contratiempo. ¿Tiene realmente hueco? El calendario dirá.
Será difícil pues que el niño prodigio de Los Guindos irrumpa en el primer equipo. Sin embargo, en la entidad mantienen que a la larga acabará teniendo protagonismo, no con minutos testimoniales, sino de calidad. Su condición de número ‘trece’ se limita a esperar la carga de partidos, y que Ibon Navarro decida brindarle una oportunidad, un ojito derecho del técnico vitoriano, por cierto; pero es una situación compleja por el jugador que es. No es uno cualquiera. Paciencia.
No contó el pasado fin de semana en BCL, cuando habría sido un contexto favorable para que fuese sumando kilómetros con los mayores. Por lo que había en juego, no por los rivales, se quedó fuera de la convocatoria y sin opciones de jugar; aunque desde el club se ha recalcado a lo largo del verano que va a ser uno más del día a día, máxime con su dominio en el Europeo sub-16 de Macedonia del Norte del pasado mes de agosto.
«Teníamos una idea de que queríamos tener una plantilla de trece para no tener que acudir al mercado. No solo por lo de este verano, sino que el año pasado ya hizo méritos para estar ahí. Hay muchos chicos que están ayudando de abajo, y lo de él hay que ponerlo en valor. No hay que volverle loco, por lo que tenemos que ayudar entre todos, también su entorno. Contamos con él al 100%», decía el técnico sobre Saint Supéry en la primera rueda de prensa de la pretemporada.