Se quedó a las puertas de completar una remontada histórica. Derrota de Unicaja ante Joventut en una noche de emociones. De un 30-47 al descanso, a ir por arriba a falta de un minuto para el final. Las malas decisiones en los finales lastraron a los de Katsikaris. Un tropiezo que condena al Unicaja, virtualmente, a no jugar la próxima Copa del Rey.
Un parcial de salida liderado por Jaime Fernández (7-2) pero bien respondido por Ribas y Vives; el veterano alero catalán anotaba los primeros ocho puntos, de los doce de su equipo (9-12). El Joventut es un rival de entidad, un equipo bien trabajado y que sabe competir en este tipo de escenarios. A falta de 3:12 para el final de cuarto, primer tiempo muerto y toque de atención: Ante Tomic ponía el 9-16. El antídoto de Alberto Díaz, a darle a los cajistas esa solidez para contrarrestar las armas de la Penya. El pelirrojo anotaba un triple nada más salir. Un primer cuarto dominado por los de Carles Duran (12-22). Actuación coral de los catalanes: siete jugadores ya habían anotado.
Brizuela, con dos penetraciones, comandaba el ataque de los cajistas al inicio del segundo periodo. El problema del Unicaja estaba atrás: un dos más uno de Igander volvía a poner la máxima de once puntos (16-27). Los catalanes estaban muy cómodos sobre el parqué del Carpena, sin mostrar debilidades y efectivos a la hora de frenar a los malagueños; y sumando efectivos en la estadística: Brandon Paul hacía daño a los locales, ya con siete puntos nada más saltar a la cancha. 22-32 con cinco minutos por disputar de primera parte. Los de Katsikaris no conseguían reducir esa desventaja de diez puntos. El heleno se desesperaba en la banda ante las pérdidas y desajustes de los suyos: ocho en quince minutos. Pau Ribas, desde la personal, pondría el 24-37, otra máxima. Saltaban las alarmas. Y con Ante Tomic sin apenas aparecer.
El croata y Joel Parra despegaban a la Penya en el electrónico (28-44). La diferencia seguía aumentando, con la sensación que al Joventut apenas le costaba poco trabajo hacer daño a los malagueños. Era el momento de parar la sangría antes del descanso. Un tapón de Tomic sobre Nzosa cerraba una primera parte dramática para el Unicaja (30-47). Y pitos en el pabellón en la retirada de los jugadores a los vestuarios. Los cajistas necesitaban un milagro para darle la vuelta a un marcador, que ya sabemos qué consecuencias supondrían en caso de no hacerlo.
La diferencia de rebotes (9-18) y las diez pérdidas se traducían en un marcador justo, y además el gran porcentaje de los visitantes en el tiro a canasta: por encima del 50%. Demasiados apartados en contra de los cajistas. El Joventut seguía dominando en el Carpena. Con una marcha más y las ideas más frescas que los cajistas. Brizuela y Norris Cole amagaban con reducir la ventaja, pero la Penya anotaba cuando era necesario. El perímetro seguía haciendo daño a los de Katsikaris: Guillem Vives, con dos triples, congelaba el marcador en una distancia cómoda para los de Carles Durán (39-55) a seis minutos para irnos al ultimo cuarto. No había forma de encadenar un par de buenas acciones en ambos lados de la cancha: al Unicaja se le acababa el tiempo. De esos días que el partido te exige brega y solidez.
Jaime Fernández reducía la diferencia a catorce (46-60) con pocas posesiones para cerrar un tercer cuarto de querer y no poder. El Unicaja tenía al Joventut a tiro, después de dos minutos finales sobresalientes, los mejores del partido hasta ahora (50-60). Un dos más uno de Eric para arrancar y poner al Carpena patas arriba. Los visitantes no eran capaces de parar la avalancha cajista (55-60). Pau Ribas, el líder de los catalanes, desatascaba los de Carles Duran desde lejos, pero rápidamente contestado por Barreiro (57-63). Algo menos de seis minutos, y Carlos Suárez apretaba el marcador desde la esquina (60-65). Los cajistas estaban cerca de culminar una remontada que parecia impensable: Brizuela desde la personal ponía a los malagueños a solo dos puntos (68-70).
Un triple liberado de Bouteille colocaba al Unicaja por delante (71-70), a minuto y medio para el final. Momento de controlar emociones, tomar buenas decisiones e imponerse a la experiencia de la Penya. Un ataque desastroso del conjunto de Katsikaris, para igualar el marcador, echaba por tierra el buen trabajo de los malagueños en la segunda mitad. Una suspensión de Vives daba la puntilla al Unicaja para estar en Granada. Derrota de Unicaja ante el Joventut en una noche de emociones fuertes.