El bajo rendimiento de Yannick Nzosa es un enigma. En Los Guindos siguen confiando en el potencial del joven congoleño, aunque la realidad es que ha sido uno de los damnificados desde la llegada de Ibon Navarro. El vitoriano decidió hace unas semanas colocarlo de ‘4’, acompañado de Kravic o Guerrero. Ni por esas. El papel del canterano va decreciendo con el paso de los partidos. Tampoco le ha beneficiado la irrupción tan tempranera de Cameron Oliver.
Aún con 18 años, el canterano es consciente que su temporada no está a la altura, tal y como eran las previsiones el pasado verano; con una estructura para que Nzosa se convirtiese en un pilar fundamental del equipo. Parece que sí lo será pero no este año. El runrún de la NBA, colocándole en primera ronda para este draft, y todo el revuelo que se formó el curso pasado, no han ayudado para que termine de explotar. Y es un chico que trabaja como el que más, incluso obsesionado con salir de este bache, quizás contraproducente para ver la mejor versión de Nzosa en pista. En el club confían ciegamente en el congoleño a medio-largo plazo.
«Creo que lo estoy haciendo muy mal. Sólo escuchar las estadísticas me pone malo. No puedes cambiar la realidad. No creo que haya estado jugando bien. Esa es la verdad. Tengo que ser más agresivo. Tengo que ayudar más a mi equipo», afirmaba un autocrítico Yannick Nzosa hace unas semanas en una entrevista a la BCL.
Desde la llegada de Ibon Navarro, nunca ha pasado de los diez minutos en pista: 6:20 ante el Real Madrid, 6:13 en Fuenlabrada, 9:21 frente a UCAM Murcia, 5:35 en el Gran Canaria Arena y sin pisar el parqué ante el Obradoiro. Tampoco jugó en Cluj y apenas siete minutos el pasado miércoles en Oostende. Un jugador con el que apenas se cuenta… por ahora.