Se ha hecho la semana eterna porque hay muchas ganas de ver a este Unicaja de nuevo en acción. Y bendita prueba la que tienen los malagueños, el equipo de las nueve victorias seguidas, que ha dejado muy pocas fisuras desde finales de octubre y a su vez genera unas sensaciones extraordinarias para lo que se avecina. Los verdes visitan esta noche el Palau Blaugrana (20 horas) inmersos en una atmósfera de alegría e ilusión generalizada, de pensar «oye, ¿por qué no?». También contextualizar el coloso que hay enfrente: un Barcelona que una temporada más cuenta con una de las mejores plantillas del continente. Caer sería lo razonable, no nos engañemos, pero este Unicaja cuenta con argumentos como para que uno pueda ser optimista en dar la minicampanada, porque no sorprendería tanto viendo la dinámica del conjunto malagueño. Hoy puede ser un gran día.
Es un examen de nuevo para probar las cotas que puede alcanzar este Unicaja, aún desconocidas, buena noticia. Evidente que se está atajando en el camino hacia recuperar el sitio; muy optimista sería pensar que este equipo a mediados de diciembre iba a estar tercero en Liga Endesa, invicto en Europa, y lo más importante: tener una identidad. Esa frase manida que no dejaba de decirse en verano. Por otro lado, ganar en Barcelona sería dar carpetazo a las cábalas por estar en Copa, donde ya sí se podría decir que hay muchas opciones de ser cabeza de serie en la misma. Precisamente los de Jasikevicius son un rival directo por esas plazas, por lo que el partido tiene ese aliciente. Bendito atractivo y quién se lo hubiese imaginado.
Ibon Navarro puede contar ya con Nihad Djedovic, exazulgrana, para un partido que va a requerir saber estar y ese punto de astucia; también por descontado rozar la perfección en todas las parcelas. «Hay momentos en los que ambos equipos tienen normas defensivas parecidas. A nosotros nos gusta correr más que a ellos a campo abierto, creo que en el número de posesiones y en el control de asistencias, pérdidas, recuperaciones puede estar el partido. Y en el rebote. Estaremos muy parecidos en las estadísticas, pero nuestro rebote defensivo para poder correr y el suyo ofensivo puede ser una de las claves», así lo desgranaba el técnico en la previa. No hay que lamentar, por suerte, una sola baja. Los doce jugadores disponibles, aunque la gripe aún haciendo sus últimos estragos en la plantilla.
El Barcelona por su parte ha tenido algún que otro accidente reciente, la derrota en Santiago que permitió al Unicaja subir a esa tercera plaza o con Asvel en el Palau. Aún así, tres victorias seguidas, las dos últimas esta semana en Euroliga ante Monaco y PAO; no con brillantez, pero sí dando muestras de inmenso poderío. Ya con Nikola Mirotic a velocidad de crucero. Saras no podrá contar con Sergi Martínez y Abrines, con la única duda de Sanli por enfermedad. El resto de efectivos, todos de primerísimo nivel, amenazan a los malagueños; obligados a recuperar ese ritmo defensivo que no hubo en Salónica, y ni siquiera hizo falta en Fuenlabrada. Gran reto por delante, cerca de lo sobrehumano, el frenar la mayoría de armas de los catalanes. Con permiso de Madrid y Efes, la rotación de más quilates en Europa.
Es un día para soñar en algo grande, también el ser prudente si se pierde en Barcelona. Este Unicaja se ha ganado una altísima credibilidad. Un Barça-Unicaja es uno de los partidos con mejor cartel de esta Liga Endesa, que sean rivales directos ya es todo un éxito. Seamos justos pase lo que pase esta noche. Pese a ello, la ilusión en asaltar el Palau… Ahora todos compraríamos la foto.