El Unicaja va a fichar un sustituto de Augusto Lima, lesionado para lo que resta de temporada, y que obliga al conjunto malagueño a meterse en un mercado que deja pocas opciones a estas alturas del curso. Muy fino va a tener hilar Juanma Rodríguez para acertar, ya con los cinco sentidos puestos en encontrar ese pívot; parece imposible por las prestaciones de Lima en este Unicaja, no solo el pegamento en la pista, sino también en el vestuario, de los más queridos y especiales de ese grupo. El daño es enorme. En Los Guindos no existen urgencias por encontrar el recambio del brasileño, una posición que además dificulta la labor de rastreo. La mayoría de equipos que se están moviendo en ACB o Euroliga buscan jugadores grandes.
El club se está tomando el asunto con calma, no quita que tanto el director deportivo como Ibon Navarro ya analizan perfiles una vez sabida la lesión de Lima. El escenario ideal sería encontrar un jugador con bagaje en ACB y cupo para no hacer convocatorias en BCL; pero desde los despachos también se contempla seriamente la opción de extracomunitario, procedente del baloncesto europeo, como de Estados Unidos. En la planificación del verano se decidió dejar ese hueco por si había que acudir al mercado a firmar un norteamericano sin pasaporte europeo; Tyson Carter es el único de la plantilla en dichas circunstancias. Este tema burocrático amplia el abanico de opciones.
En Los Guindos hay cierto trauma con las llegadas el año pasado, en circunstancias parecidas, de Cameron Oliver o Matt Mooney. Dos jugadores por los que se decidió apostar a mitad de curso, pero hubo que pagar el peaje de esperar a la adaptación de ambos. La suerte en esta ocasión es que el Unicaja cuenta con el bolsillo más lleno que en otros contextos, por lo que la parcela económica no sería un problema. Se prefiere esperar los días que hagan falta antes que aventurarse a firmar un experimento. Juanma Rodríguez ya ha recibido ofrecimientos en las últimas horas, normal porque el Unicaja se ha convertido en un equipo muy apetitoso. Empieza el juego del que nunca hubiesen querido participar en Los Guindos. Es lo que toca.
