El Unicaja dedicó su particular homenaje a la figura de la José María Martín Urbano, el primero de muchos que vendrán. Se colocó un ramo de flores en su plaza habitual en el Palacio. Un bonito gesto del club de Los Guindos, luego contestado en la pista con una buena victoria en el derbi andaluz. Un ambiente festivo en el Carpena, salvo en el minuto de silencio estremecedor antes del salto inicial. Qué ejemplo de respeto y cariño al padre del baloncesto malagueño.
Los 8.030 espectadores le brindaron una ovación cerrada y duradera. Se sumaron también los diez jugadores en pista, integrantes del banquillo, además del trío arbitral. Un sentimiento extraño sin la sabiduría de Martín Urbano en la zona de prensa, con su forma de peculiar de elaborar sus análisis para SUR. Se queda el recuerdo y el legado.