Lo que abunda no daña… ¿o sí? Yannick Nzosa fue el descarte ayer de Ibon Navarro para jugar ante Morabanc Andorra, una decisión que seguro supone un rompecabezas para Ibon Navarro. Con todos los efectivos sanos, el Unicaja está obligado a sacrificar algún jugador, consciente que en el momento que estuviese Jaime Fernández sano, uno de los trece jugadores no podrá vestirse de corto. Este domingo le tocó al pívot congoleño, mañana habrá que volver a decidir, muy difícil deliberar viendo las circunstancias tan especiales como esta ‘final’ frente al BAXI Manresa, el partido más importante de la temporada.
«El descarte de Yannick no es algo fijo, puede ser que otro día sea otro. No trabaja peor que los demás, también merece jugar«, justificaba el vitoriano tras tener que dejar fuera a un Nzosa que vive una situación delicada en los últimos meses. Un mensaje tranquilizador hacia el canterano, y también un aviso a la plantilla. Pero realmente no parece que haya muchas más alternativas a la hora de ser el descarte. Carlos Suárez se quedó de vacío ante los del Principado, podría ser el ala-pívot al que le toque vestirse de traje; aunque viendo lo que hay en juego mañana, uno no se imagina a este Unicaja sin el liderazgo de su capitán.
Va a ser recurrente hasta final de temporada mientras esté toda la plantilla disponible. Una situación con la que hay que lidiar, y quizás de forma accidental. Los cambios a mitad de temporada han llevado al Unicaja a contar con trece jugadores, para algunos un problema y otros dirán que es una bendición, depende cómo se quiera ver.