Los más de 6500 espectadores que se dieron cita en el Carpena, seguro que se van más que satisfechos para casa. Unicaja ha sido capaz de mirar a la cara a todo un Real Madrid, lo que ratifica que esta plantilla sí que tiene potencial para competir ante cualquiera. Alguno se preguntará qué pensará Fotis Katsikaris después de los cuarenta minutos que ha completado su exequipo; lo que es seguro que la primera toma de contacto de Ibon Navarro en el banquillo verde y morado, salvo el resultado, no ha podido ser mejor.
Primeros minutos igualados en el Carpena y poco acierto en ambos equipos, un ritmo de juego ideal para los locales si querían plantar cara a todo un Real Madrid. El mermado Brizuela, finalmente de la partida, ponía por delante a los de Ibon Navarro tras cinco minutos (8-6). El alero vasco, ya con siete puntos en su marcador, mantenía el pulso a los blancos. Yabusele y Heurtel comandaban la anotación de los merengues, muy incómodos en la primera toma de contacto (13-13). Hanga y Abalde quitaban las telarañas del aro cajista, pequeño parcial de 0-5 y lo paraba Ibon Navarro, su primer tiempo muerto como técnico verde y morado (13-18).
Francis Alonso y Matt Mooney adelantaban a los malagueños en apenas dos minutos, cerrando una gran puesta en escena del nuevo Unicaja de Ibon Navarro, con los blancos ligeramente por delante (23-25). Los cajistas hoy sí tenían piernas y mentalidad para pelear a los blancos; un equilibrio que se mantenía también en el segundo cuarto. Williams Goss y Tavares ponían la máxima de los blancos (27-33). Los locales no perderían comba: Rubén Guerrero y Nzosa ponían a su equipo otra vez a tiro (35-37). El marbellí, secundado por Brizuela y Suárez, colocaban por delante a los cajistas tras muhos minutos (42-39). Se caía un Carpena también renovado, cumpliendo con la cita y con una imagen similar a la de antaño.
El Unicaja se iba los vestuarios por delante (49-47) dando ejemplo que esta plantilla sí sabe competir. Inmejorable presentación del nuevo proyecto de Ibon Navarro, no se puede pedir más en tan poco margen. Tocaba culminar el gran trabajo de la primera parte; con la sensación que si los locales eran capaces de mantener esta intensidad, era posible ganar a todo un miura como el Real Madrid.
El tercer cuarto no podía arrancar mejor para los malagueños: Bouteille y Abromaitis colocaban el +7, la máxima para los malagueños (57-50). Tiempo muerto de Laso y el vitoriano recurría a Carlos Alocen; el zaragozano y Causeur cortaban el parcial, pero Barreiro volvía a estirar a los locales (60-55). El propio Alocén abandonaría el parqué por un feo gesto en su rodilla izquierda, ovacionado por las gradas del Carpena.
Brizuela cerraba el 65-65 con diez minutos por disputar; la mamba vasca ya estaba en 16 puntos. Causeur con dos triples hacía temblar al Carpena, y un par de canastas de Poirier darían una pequeña ventaja a los madridistas (70-78), lo paraba Ibon Navarro a 7:39 del final. Los de Laso empezaban a tener claridad en ataque: también se apuntaría Heurtel y Abalde desde la personal (73-83).
Un triple de Mooney bajaba la renta por debajo de los diez, pero respondía un inspirado Thomas Heurtel, ya con 16 tantos en su cuenta. Rubén Guerrero daba alas a los de Ibon Navarro a 2:19 de la bocina final (78-85). Falta antideportiva a Tavares que metía a los malagueños en el partido, aprovechada por Brizuela y un Alberto Díaz que colocaba a dos a su equipo (85-87), con 1:16 por disputar. Tavares desde la personal firmaría el 85-89; Causeur firmaba casi la sentencia al contraataque, a falta de medio minuto para bocina. Barreiro recortaría diferencias (88-91); un triple lejano del gallego pondría el definitivo 91-92