Este Unicaja se ha abonado a ser un equipo imprevisible, para lo bueno y malo. Ni el más optimista se habría imaginado que tras caer el pasado martes en el Carpena, los malagueños mostrasen esta versión tan convincente en todo un Palau Blaugrana. Es evidente que el Barça hoy tuvo un día aciago, irreconocible, pero no siempre se aprovechan este tipo de oportunidades que te pueden dar un partido de baloncesto. El Unicaja trabajó, creyó y se lleva un triunfo de prestigio en una semana que permite sonreír en Los Guindos tras el mazazo europeo… y que le sirve además para seguir peleando en esa zona media de la tabla.
Con personalidad el Unicaja en las primeras posesiones, moviendo bien la pelota, paciencia, y con grandes acciones de Rubén Guerrero y Jaime Fernández ya en el quinteto inicial. En el Barça, Mirotic y Davies imponiendo su ley en el aro cajista. 11-9 tras los primeros cinco minutos, los malagueños salvo varias pérdidas, cuajando un gran arranque en el Palau Blaugrana. Entraba Yannick Nzosa en pista por Cameron Oliver, ya disponible para Ibon Navarro. Jasikevicius daba descanso a Exum y Smits, y Abrines baja de última hora por una gastroenteritis.
Mooney y Brizuela colocaban por delante al Unicaja por delante, que por cierto se estrenaba en el feudo blaugrana (11-15). Muy descarados los visitantes, acertando desde lejos, lo paraba Saras. Parcial de 2-12 y los malagueños que se gustaban ante el todopoderoso Barça. Los azulgranas penalizarían las pérdidas de los verdes para ponerse a rebufo en pocos segundos (18-19).
Barreiro seguía con la inercia de los últimos partidos, también acertado hoy el gallego. Los azulgranas seguían saturados, contrarrestados por un sólido Unicaja… y sorprendente, por qué no decirlo. Bouteille se echaba el equipo a las espaldas mientras descansaba Brizuela (23-29), inspirado el francés y el Barça cortocircuitado en ataque ya en quince minutos. Los verdes aguantaban la renta hasta el descanso, anecdótica, pero sí para avisar a los de Saras que los malagueños estaban muy vivos (32-35). Igualdad y haciendo lo necesario para sorprender al líder de la Liga Endesa.
Desarrollo similar en el tercer cuarto, territorio Darío Brizuela: la mamba vasca acertaba y el Unicaja establecía la máxima (33-40). Solo Mirotic parecía inspirado en los catalanes, ya con 16 tantos en la cuenta del hispano-montenegrino: parcial de 6-0 y el Barça se despertaba de la siesta en el Palau. Más allá del duelo, los malagueños seguían sobreviviendo ya acercándonos a la fase decisiva del partido. En ritmo que se ensuciaba, pérdidas y anarquía en ambos, Abromaitis desatascaba a los visitantes a dos minutos del último cuarto (42-45). Kuric, con una canasta sobre la bocina ponía el 46-50 con diez minutos por disputar.
Hoy todo salía de cara, hasta el rebote, clave para mantener una valiosa ventaja en el último periodo. Hasta Abromaitis culminaba un alley opp con Kravic (50-56). Jaime ponía el +7, los mismos minutos que restaban en el Palau (52-59), el Unicaja se lo empezaba a creer. Barreiro y Mooney hacían saltar las alarmas definitivamente (52-63), aún con cinco minutos por delante. Llegaban los nervios, normal, el Barça tiraba de coraje y un parcial de 6-0 acongojaba a los verdes (58-66). Canastón de pizarra de Jaime y volvía el doble dígito de distancia; contestaba Laprovittola, pero castigaba Kravic tras rebote ofensivo (61-70). Noventa segundos y el Unicaja empezaba a tocar el triunfo con la yema de los dedos.