El Unicaja sigue sumando malas noticias en forma de percances físicos. Ahora todas las miradas apuntan a Jonathan Barreiro, aún dolorido por un golpe en el tórax que ya arrastra varios días. El gallego decidió forzar ante Baskonia por la avalancha de bajas en su equipo, una energía de la que carece este Unicaja sin Suárez ni Abromaitis. Perder a Barreiro ya habría sido demasiado castigo. Ahora es toda una incógnita si va a poder estar disponible para Burgos, cita de máxima exigencia tal y lo que hay en juego en el Coliseum.
«Ha hecho un gran esfuerzo por estar hoy. Le han tenido que meter un calmante de caballo para que pudiera jugar. Le agradezco mucho que haya querido ayudar al equipo. Está claro que no ha estado a su mejor nivel, y se ha notado en una posición que era muy importante para nosotros», decía Ibon Navarro el pasado sábado. Simone Fontecchio fue una pesadilla para los cajistas, en particular para un Barreiro que no estaba en condiciones para frenar a un jugador tan encendido como el italiano. El Unicaja lo pagó, y veremos si un daño colateral es quedarse sin el coruñés para este domingo; el día que los malagueños pueden decir adiós a la décima plaza.
No ha entrenado con sus compañeros en el arranque de semana. Está por ver si se puede reincorporar el jueves tras la jornada de descanso. El cúmulo de infortunios no cesa en el Carpena, ahora pendientes en ir recuperando efectivos lo antes posible. Francis Alonso es la otra pieza que copa la enfermería, evolucionando de esas molestias pero sin fecha de vuelta; tres jugadores de peso en el equipo, que quitan de un plumazo el carácter a esta plantilla. Ahora Barreiro mantiene en vilo al Unicaja, pero sobre todo a Ibon Navarro.
