En la mente del grancanario, recuerdos lejanos y también las debidas precauciones que generan la exigencia del recorrido sanroqueño.
“La primera vez que jugué aquí tenía doce años, vine a la final del ranking alevín y para mí fue como llegar al jardín más bonito que había visto en mi vida. Durante toda mi adolescencia fue un sueño jugar el Volvo Masters que era el torneo más importante del año”, recordaba Cabrera Bello. “Este es un campo que le va bien a mi juego, no es largo, hay que ir muy recto, los segundos tiros a green son clave, hay que saber dónde se puede fallar y tener un buen juego corto. Lo único que no he sabido hacer hasta ahora es jugar con soltura, sin preocuparme tanto por las consecuencias negativas de no dar un buen golpe, sino creerme más que va a ser un buen golpe. Creo que eso puede cambiar esta semana”.
La reciente victoria en el Club de Campo ha cambiado la perspectiva y, por supuesto, también ha reforzado la confianza del jugador español.
“Vengo con más ganas, si antes veía la luz al final del túnel, ahora he salido de él y llego en un gran momento de forma. Valderrama es el campo que más intimida de todos los que he jugado en mi vida y llegar aquí con la confianza al cien por cien me puede ayudar mucho esta semana”.
“He notado que el campo está un poco más fácil porque lo han limpiado un poco y la última vez que lo jugué el rough estaba muy alto, pero da igual el año que vengas, hay golpes que intimidan y utilizo la palabra intimidar no porque voy a jugar con miedo, sino por transmitir la sensación que tenemos los jugadores cuando afrontamos el reto que supone casi cada golpe en este campo”, resumía Cabrera Bello.
Del mismo modo que el público siguió con pasión el desenlace del Open de España el pasado fin de semana, Rafa Cabrera Bello volverá a encontrarse con una marea humana en sus dos primeras vueltas, que compartirá en el partido estelar con Jon Rahm y Matt Fitzpatrick a partir de las 9:40 del jueves.
“No es la primera vez que juego con Jon y es precioso jugar con el público deseando animarte, tienes esa pizca de presión añadida por querer hacerlo bien por ellos para agradecerles que hayan venido a vernos. No puedo prometer que vaya a jugar bien, pero sí que hasta el green del 18 voy a estar entregando lo mejor de mí”.
En su mente, el recuerdo reciente de una victoria que tuvo un sabor muy especial, un triunfo que pudo compartir con su familia y que quedó rubricado por un abrazo a tres bandas sobre el green del 18 del Club de Campo con su padre y su hermana.
“Severiano Ballesteros, Jon Rahm, Álvaro Quirós, Sergio García…. Sumar mi nombre esa lista de ganadores y saber que cuando yo no esté aquí mi nombre seguirá unido al de tantos grandes me hace muy feliz”, explicaba Cabrera Bello. “Nadie me ha seguido en más vueltas de golf que mi padre. Me había visto ganar de amateur, pero nunca de profesional, y para un padre, ver a su hijo ganar y encima el Open de España en Madrid, con todo el público rugiendo su nombre, tiene que ser muy bonito. Poder darle eso a mi padre me hizo sentir mucha emoción”.
