«Un punto de alivio y vergüenza»

Hace siete días hablábamos del burreo que el Elche le propinó al Málaga en La Rosaleda, y mirábamos al partido de Riazor con cierto temor puesto que una derrota ante el Depor, podría acarrear cierta zozobra que sería mayor si el equipo no ofrecía una buena imagen como ocurrió ante los ilicitanos. Afortunadamente, no ocurrió ni lo uno ni lo otro. El Málaga cosechó un empate trabajado y sufrido ante un equipo que, si de boxeo se tratara, habría ganado el combate a los puntos puesto que sus jugadores tiraron más a portería y con más peligro que los malaguistas (19 por 13), pero carecieron del acierto necesario para marcar o, por suerte para nuestros intereses, una vez más Alfonso Herrero se ganó el apelativo del ‘Santo’. No es menos cierto que Antoñito rondó el gol con un disparo a la madera nada comenzar el choque, pero no podemos obviar que Lucas Pérez tuvo en sus botas en un par de ocasiones muy claras, la posibilidad de superar al ‘Santo’, pero no fue así.

Quisiera destacar lo de las rotaciones en la alineación de Sergio Pellicer. El técnico avisó en la previa del partido que habría cambios en la alineación sin que estuvieran motivados por lo sucedido contra el Elche, pero creo que no en todos los casos puede entenderse así. Como ya dije en el anterior Con Rigor, Galilea quedó retratado en los tres goles encajados ante el Elche; Dani Sánchez ha bajado bastante el nivel con respecto a partidos anteriores, sobre todo defensivamente, y es algo similar a lo que le ha pasado a Puga que había tenido un comienzo fulgurante sobre todo en ataque, sin olvidar que Rahmani ha evidenciado la falta de ritmo tras su llegada precipitada con la temperada ya empezada. Quizás el único cambio por rotación podría entenderlo en el caso de Dioni, pero los primeros 45 minutos bastaron para que Baturina nos hiciera echar de menos al de la Colonia de Santa Inés que durante la segunda mitad demostró un nivel muy superior al del desdibujado croata. 

Me gustaría, por otra parte, destacar el nivel mostrado por Izan tras su entrada por Manu Molina en el descanso. El canterano dio criterio y equilibrio en el centro del campo, y hasta tuvo la capacidad de llegar al área contraria y quedarse cerca de marcar de no ser por la gran intervención del portero contrario. Izan llama a la puerta de Pellicer reclamando algo más de protagonismo y demostrando que puede jugar en todas las posiciones en las que el técnico lo ha ubicado, y ya son unas cuantas.

El punto sumado en Riazor eleva a 11 los que el Málaga tiene en su casillero tras ocho jornadas, lo que lo sitúa a medio camino de los puestos nobles y de los que conducen al infierno de la Primera Federación, por lo que ya quedan 39 para certificar el objetivo de la permanencia sin renunciar a cotas mayores, pero lo primero es lo primero. Y hablando de prioridades, lo más cercano es la visita al Cádiz donde las aguas están revueltas y los amarillos andan inmersos en la ansiedad de no cumplir con las expectativas. Como ocurrió en la visita al Nuevo Los Cármenes, el Málaga tiene que ponerse de nuevo el traje de pescador para pescar en aguas revueltas. 

Por último, permítanme que no les haga emplear demasiado tiempo con algo que nos avergüenza a todos los que amamos el deporte como son los actos vandálicos acontecidos antes del choque entre el Deportivo y el Málaga. Si el partido había sido declarado de Alto Riesgo, ¿por qué no estaba activado el dispositivo policial? Si se sabía que los ultras se habían citado para la ocasión, ¿por qué andaban descontrolados por las calles de La Coruña desde el sábado por la tarde? Si ambos grupos radicales que se escudan detrás de los clubes a los que no representan ni tampoco a sus aficiones, ya habían protagonizado tiempo atrás actos similares, ¿por qué no se extremaron las medidas de seguridad? Y para acabar, ¿por qué los clubes venden las entradas a estos individuos y, posteriormente, se les permite entrar en los estadios? 

José Manuel Velasco

Redactor Onda Cero Málaga