La semana que acaba de finalizar no pudo empezar peor para el Málaga CF. Los blanquiazules encararon la primera semana de marzo cayendo derrotados ante el Mirandés y con la terrible noticia de la lesión de Pablo Chavarría. Una combinación mortal para el estado de ánimo de un equipo con bastantes problemas de base. La capacidad de supervivencia de este Málaga no puede ser ignorada. Los de Sergio Pellicer se han levantado de la lona en menos de siete días. El triunfo contra el Sabadell vuelve a situar la permanencia en los diez puntos de distancia y da respiro a un Málaga cuyo calendario siguiente le medirá a rivales directos por la permanencia en el mejor momento posible.
La clave estuvo en catalogar el partido como una final de puertas para adentro en el vestuario. Durante toda la semana la plantilla se concienció de lo importante que era sumar los tres puntos contra el cuadro catalán. El Málaga, que había quedado malherido tras lo de Anduva, se levantó; se sacudió el polvo y firmó uno de los mejores partidos del curso. La victoria malaguista reafirmó la reacción del equipo en casa, segundo partido consecutivo que se consigue el triunfo en La Rosaleda y la mejoría de juego, quinta jornada seguida que el Málaga dispara más que su rival con diferencia.
La unión de la plantilla es uno de los puntos en los que se ha apoyado Pellicer para levantar a un equipo que tocó fondo la jornada anterior. Tras finalizar el encuentro Luis Muñoz, absoluto protagonista del partido con sus dos goles, explicó esto a todos. “Son tres puntos muy importantes porque es uno de los rivales directos. Tenemos un gran grupo y hay mucho compañerismo entre nosotros, con el cuerpo técnico y el director deportivo, por eso quiero volver a dedicarle esta victoria a Pablo y a Calero”, afirmó el capitán tras el choque. Una recuperación milagrosa para un Málaga cuya capacidad de supervivencia siempre va a más.
