José Alberto no ha variado su posicionamiento inicial ni como local ni como visitante. Es el plan A, B y C para el asturiano en las seis jornadas disputadas. En todos sus partidos ha salido con un 1-4-4-2. Un sistema que muestra goteras a domicilio. Pasó en Ibiza, en Almería, pero sobre todo este último domingo en Ponferrada.
Es cierto que este sistema ha mostrado el mejor Málaga CF. Grandes minutos ante el Mirandés, buen tramo de encuentro ante el Alcorcón o frente al Girona. Todos en La Rosaleda. Una de las claves reside en que en este escenario el equipo blanquiazul recupera en zonas adelantadas, hay más movimientos por dentro de jugadores como Kevin o Paulino, se contabiliza una mayor presencia de jugadores en campo contrario y, por último, sale a relucir un tema vital en la categoría: ‘corren más kilómetros que su rival’.
De hecho, el 25% de las pelotas robadas por el Málaga se producen en esa zona del campo. De ahí que con esa disposición en el terreno de juego, y unido a la velocidad y verticalidad de las piezas en el verde hagan más efectivo este sistema.
El problema reside como visitante. La plantilla no sale a los partidos igual que en Martiricos. Para algunos hay autocomplacencia y para otros exceso de relajación. Los números están ahí. Incuestionable. Un punto de nueve y ocho goles en contra. A domicilio, el Málaga ha mostrado una imagen vulnerable, frágil, pero también menos aguerrida. Un axioma imperdonable en LaLiga SmartBank.
En cuanto a nombres propios, Escassi se perdió el choque en Almería y es una pieza clave en ese engranaje porque es el jugador que más recupera del Málaga. Casi 8 pelotas por partido. Hasta ahí todo bien, pero lejos de La Rosaleda se ha visto desbordado. El espetero es clave en los balances defensivos. Eso sí, en campo propio y en la salida de balón le cuesta girar y dar progresión al juego por lo que requiere aliados. Más de uno. Jozabed mostró buenos minutos en Almería llegando desde atrás, pero vimos como sufrió en el Toralín. Ramón más de lo mismo.
El técnico no ha sabido ‘suplir’ esa carencia tanto defensiva como ofensiva. Y no es cuestión de cromo por cromo. Es evidente, que no se ha sabido añadir elementos a esa zona clave del campo en plazas exigentes como Almería o Ponferrada. Para más inri, tácticamente los rivales han utilizado este arma para poblar el centro del campo y generar una mayor superioridad en la zona. Ya pasó en los Juegos del Mediterráneo, en Ibiza y este fin de semana en el Toralín.
Este domingo, el Málaga vuelve jugar a domicilio. Una nueva prueba de fuego para todos. Desde jugadores al técnico. El sistema muestra goteras a domicilio y exige arreglos.