Cuando Rubén Castro firmó por el Málaga jamás pensó que los blanquiazules estarían penúltimos en la jornada 8. El canario, a pesar de sus 41 años, llegaba a Martiricos con la ilusión de un crío que acaba de empezar. A amigos y empleados del club les hablaba del objetivo del ascenso. Un mensaje que además también transmitió el día de su presentación en plena Plaza de la Constitución. Ahora, varios meses después, se ha podido ver la versión de un Rubén Castro amargado al que no llegan balones en este Málaga. La cara del delantero, un poema, empieza a ser una de las imágenes que más se repiten por televisión en los partidos del cuadro de Martiricos.
Para entender esto mejor solo hay que ver algunos datos de lo que está pasando. Hablar de goles es absurdo teniendo en cuenta que este equipo no promedia ni 1 por partido. El choque ante el Racing, reflejó lo que ha tenido que vivir Rubén Castro en algunos encuentros de esta temporada. El veterano ariete tocó 15 balones en todo el partido. 90 minutos en el campo. La media habla por sí sola, al canario le llegó un balón cada seis minutos. Por supuesto, algunos de ellos los recibió a más de treinta metros de la portería rival.
Los mapas de calor del atacante reflejan que Rubén Castro pisa muy poco el área. Javi Jiménez es uno de los jugadores malaguistas que más conectan con él, un ejemplo claro de la gran cantidad de veces que el punta cae a la banda izquierda. El goleador solo ha conseguido disparar 25 veces este curso. Una media de 3,1 por encuentro. De esos 25 lanzamientos solo 11 no fueron bloqueados por la defensa rival, es decir, fueron balones que llegaron en condiciones al atacante. Los números no engañan, cada jornada que pasa Rubén Castro está más amargado en este Málaga.