Todas las provocaciones que tuvo que aguantar Roberto

Una de las misiones con las que el Nástic llegó a La Rosaleda fue la de que Roberto Fernández viese amarilla. La cartulina para el delantero le hubiese dejado fuera de combate en la vuelta. Una baja sensible teniendo en cuenta los veinte goles que lleva el punta, cinco de ellos en esta fase de playoff. Trigueros y Nacho González lo intentaron por pasiva y por activa. Con gestos, con agarrones, con manotazos y con lenguaje subterráneo. Eso que ahora los jóvenes llaman el trash-talking. Al final, el de Puente Genil pudo con todos y completo un hattrick. Dos goles y no ver la tarjeta. Estas fueron las provocaciones que tuvo que aguantar Roberto Fernández ante el Nástic de Tarragona.

El partido comenzó con dos jugadas en las que una vez despejada la pelota, Trigueros y Nacho González empujaban al jugador malaguista. En varios saltos en la disputa por el aire del balón también hubo recados para el delantero malaguista, aunque esto no deja de ser un deporte de contacto. Llama mucho la atención una jugada en banda en la que Óscar Sanz tocó la cara de Roberto Fernández sin que hubiese sanción alguna por ello. El culmen de todo llegó en el lanzamiento de penalti por parte del joven delantero de 21 años.

Hasta cinco jugadores distintos del Nástic fueron a decirle cosas al punta malaguista mientras esperaba para tirar. Algunos dirán que es normal, pero el problema es que se haya normalizado esto. Joan Oriol, David Concha, el autor del golazo del Nástic, Nacho González, Borja Martínez y como no, Alan Godoy, el protagonista de todas las polémicas en La Rosaleda. Roberto aguantó todas las provocaciones del mundo ante el Nástic, mucho mérito para el punta. El Málaga hizo un gran trabajo psicológico durante toda la semana preparándolo para lo que se venía en el playoff.