Okazaki quiere jugar en La Rosaleda pero hay amores que son imposibles. La frase bien podría valer para describir la obra de Romeo y Julieta o los famosos amantes de Teruel. También sirve para describir la relación que han tenido y tienen en este curso 2019-2020 el Málaga CF y Shinji Okazaki. El jugador japonés llegó a vestir durante casi un mes la elástica blanquiazul. Varios partidos amistosos, alguna asistencia, un recibimiento de lujo por parte del vestuario y una afición entregada desde el minuto uno. Nunca un fichaje fue tan aclamado sin ni siquiera debutar de manera oficial. Pero la historia de amor iba a tener un final abrupto aunque esperado en la noche del 2 de septiembre.
El punta nipón habló ante los medios tras el entreno del Huesca, primer rival malaguista tras el confinamiento. Para Okazaki, la vuelta tras el parón obligado está siendo muy dura. «Están siendo unas sesiones duras, porque es como una pretemporada otra vez. Mentalmente es diferente, pero estamos felices de entrenar juntos, y me gusta el trabajo que hace el equipo y cuerpo técnico para volver a la competición».
Sobre el desplazamiento a Málaga, equipo al que llegó a España en el pasado verano y en el que por problemas económicos del club andaluz no se pudo quedar, Okazaki ha dicho que será para él «especial» el encuentro.
«Quiero jugar en el campo de La Rosaleda porque mientras estuve en Málaga entrenaba allí todos los días. Ahora, aquí en el Huesca, estamos muy motivados en poder conseguir el ascenso. Me gusta el ambiente con los compañeros y la afición. Tenemos que seguir juntos para poder volver a Primera División», finalizó