Se respira buen ambiente en Martiricos y no es para menos. El Málaga encadenó ayer ante el Racing la tercera victoria consecutiva, hecho que no se había visto en toda la temporada blanquiazul. Al buen estado de forma del cuadro de Pellicer hay que sumarle la respuesta de la afición que registró la mejor entrada del curso: 24.773 espectadores.
Un tercer triunfo fruto del rendimiento de los pupilos del preparador castellonense: la irrupción de ‘Tete’ Morente, la sorpresa de Ismael Casas, el muro mayúsculo que formaron ayer tanto Luis Hernández como David Lombán –autor del 2-0 definitivo-, el salto de calidad de Luis Muñoz en su adaptación al medio del campo o el renacer de Juanpi.
El ambiente previo que se respiraba ante el duelo frente a los colistas daba esperanzas. Ganar al líder en su estadio no es mérito del azar. El fútbol es cuestión de rachas. De lo que no hay duda es que el factor clave que ha marcado la mejoría deportiva en el club malacitano es su entrenador. No solo ha reforzado el registro defensivo –equipo menos goleado de la categoría-, sino que ha mejorado el estilo boquerón con un juego mucho más vertical siendo fiel a un esquema concreto, el 4-3-3.
En una temporada que se antojaba muy complicada por todo lo extradeportivo, los soldados malaguistas empiezan a coger el rumbo adecuado para embarcar en la permanencia. Aunque, a día de hoy, la ilusión baña los corazones boquerones y quién sabe si se puede llegar a soñar con algo más. La marcha de los Al-Thani ha vuelto a despertar al malaguismo. Como se suele decir, no hay dos sin tres. A por la cuarta.
Vamos a subir a primera