El Málaga volvió a sumar una derrota en la noche del sábado contra el Almería. Un cero a uno doloroso porque los blanquiazules no tuvieron opciones de ganar en ningún momento, si acaso de no perder. Es cierto que los de Natxo González han frenado la sangría de goles en contra. De los siete goles en tres partidos, se ha pasado a cinco. La triste realidad es que el técnico vitoriano no ha conseguido dejar la portería a cero desde su llegada. La mejora en defensa es leve, pero el bajón en ataque empieza a ser muy preocupante. El Málaga ha disparado a puerta cinco veces en los últimos 270 minutos.
La estadística es aterradora. Un gol, el de Antoñín en jugada individual, y pare usted de contar. Fue de nuevo el de La Palmilla el que puso en aprietos a Fernando en el derbi disputado esta jornada en La Rosaleda. El otro lanzamiento fue uno lejano de Ramón. El Málaga no disparó en toda la segunda parte entre los tres palos. Una inoperancia en ataque que no arregló ninguno de los delanteros que participaron. Roberto se desfondó a correr, pero siempre lejos del área, mientras que las entradas al terreno de juego de Brandon y Sekou fueron testimoniales. El balear estuvo todo el tiempo fuera del área y la pantera fue un gatito en cada salto con los defensas del Almería.
Los números de ayer no son aislados. Por desgracia para el Málaga, son una clara dinámica. Contra el Mirandés, en el debut de Natxo González, se disparó dos veces y en La Romareda solo hubo un lanzamiento. Es la realidad. Pobres cifras para el nuevo entrenador, que tiene una final por delante en Anoeta. Ante el filial de Xabi Alonso, los boquerones tendrán delante a un rival que no gana en casa desde agosto. El Málaga tendrá que mejorar la cifra, cinco disparos en 270 minutos.
