Se acaba el peor año natural del equipo malaguista desde su refundación. 2022 está a punto de terminar y los datos estadísticos no dan opción a otra lectura. Solo ocho victorias. Son los peores 365 días blanquiazules. En contra, un total 21 derrotas. Numerosas jornadas en puesto de descenso y hasta cuatro entrenadores en el banquillo. José Alberto, Natxo González, Guede y ahora Pepe Mel.
Desde enero de 2022 empezó a truncarse el que podía ser un año de transición y de despegue deportivo. El 0-5 ante el Ibiza supuso el fin de la era de José Alberto López. No hay que olvidar que desde que aterrizó en Málaga no fue del agrado del malaguismo, pero con los números en la mano fue el principal artífice de la permanencia. El asturiano sacó ocho victorias en 24 jornadas.
Tras la etapa oscura y fría de Natxo González, el Málaga se encomendó en la figura de Pablo Guede. Aire nuevo. Motivación a raudales, pero una permanencia sustentada en un triunfo vital en Tenerife y sobre todo en la ayuda externa de cuatro equipos que fueron peores que los blanquiazules. Varios casos de indisciplina, veáse la pachanga de Antoñín y un reseteo profundo para un nuevo curso que ha mantenido el mismo devenir de resultados.
No hubo ‘reseteo’
Manolo Gaspar pidió un reseteo, pero las expectativas se vendieron muy rápido y los resultados no llegaban ni en pretemporada. La planificación mal ejecutada y la apuesta por darle a Pablo Guede un equipo a su idea más pura, ha generado que este nuevo Málaga siga tocado y en zona de descenso.
A lo largo del presente curso, hay que añadir factores a tener cuenta. Desde lesiones, pasando por el mal rendimiento de jugadores vitales de este curso. Diciembre concluye con un leve brote verde, la victoria ante el Alavés, con la distancia de la salvación a dos puntos y con un mercado invernal a la vuelta de la esquina. Los peores 365 días blanquiazules llegan a su fin.
