Sekou Gassama es el segundo de cuatro hermanos: Mamadou, el mayor, Kaba, dos años menor que el jugador del Málaga CF y Gundo, la más pequeña de todos con diferencia. Sus padres, Issaga Gassama y Foune Cissokho, emigraron desde Senegal a Granollers, en la dura aventura que hoy siguen viviendo a diario miles de personas. Pronto descubrirían que sus hijos estaban hechos de una madera especial. A día de hoy, todos se dedican de manera profesional al deporte, siendo Sekou el único que lo hace jugando al fútbol, ya que el resto lo hace al balonmano. “Es el bicho raro de la familia, aunque jugando de extremo también lo hacía muy bien”, dice su padre a Radio MARCA Málaga entre risas. Sekou pudo jugar en el BM Granollers, pero su pasión acabó siendo hacer los goles con los pies en lugar de con las manos.
Una familia de internacionales
De niño, Sekou comenzó compaginando el fútbol y el balonmano en los equipos de su barrio en Granollers. “Era muy bueno, hacía muchos goles. Yo lo intentaba convencer, pero él prefería jugar al fútbol”. El atacante del Málaga CF se crió en una casa en la que siempre había deporte en televisión. “Siempre estaban viendo fútbol o practicando kárate, por aquella época yo lo veía en televisión y luego los tenía que separar porque se peleaban en el salón”, dice bromeando Issaga. Mamadou, que es extremo, juega actualmente en el Sporting de Lisboa de balonmano, mientras que sus hermanas son internacionales con España en distintas categorías. Kaba, central, es fija en las ‘Guerreras’ de Juan Ignacio Pradas y viene de marcar el gol de la victoria en el último partido de España ante Portugal, mientras que Goundo lo hace también en las categorías junior de la selección española, en este caso como portera. “A veces voy como loco, no me da tiempo de saber dónde y contra quién juegan en el fin de semana. Salgo de casa el sábado y no llego hasta que no los he visto a todos”, bromea el padre de esta saga de deportistas hispano-senegaleses.
De lateral a delantero
A Sekou le gustó más el fútbol. El espigado delantero no siempre jugó arriba. “Era lateral, pero lloraba, no le gustaba jugar ahí. Luego fue central para acabar siendo delantero”, analiza su padre. Sekou Gassama está ahora feliz en Málaga, “quería jugar en el Málaga desde hace mucho”, confiesa Issaga. El punta va dejando atrás una lesión de principios de curso y ya sueña con emular a su ídolo, Didier Drogba, y hacer su primer gol con la camiseta del club de Martiricos.