La solución, obligada, pasa por La Academia

El Málaga debe encomendarse a su cantera y la solución pasa por La Academia. Da igual cuando lo leas. En el pasado, presente y futuro. Ya pasó ante el Córdoba, volverá en Ibiza y es algo que casi de manera cíclica se produjo en las últimas décadas. El chaval de turno que rompe la puerta y avisa de qué no era necesario un fichaje o directamente le tocó la papeleta de apagar un incendio. Casi la mayor parte de las veces sucedió por necesidades económicas, para corregir deficiencias en las planificaciones deportivas. Otras y en contadas ocasiones, por la clara apuesta por la gente de la casa. De momento, es lo que se defiende este año tan complejo.

A ese cóctel explosivo hay que añadir entrenadores valientes y apuestas a fe ciega por lo que hay abajo. Claro, que no se puede obviar que directamente no haya más remedio que emplear ese recurso ante la limitación económica o deportiva del club en cuestión. No hace falta viajar tanto en el tiempo, ni mirar ese Atlético Malagueño que nació de aquella desaparición del extinto CD Málaga, porque precisamente con Loren Juarros y, probablemente en el año más importante, el director deportivo optó por cerrar la plantilla e integrar un buen grueso de jugadores con sub-23 de la casa. Es ahí el mayor de los debates que existe en el entorno de Martiricos y que genera cierto revuelo justo ahora que han aumentado las lesiones.

El principal escollo que encuentra el Málaga ahora mismo radica en la enfermería. Demasiadas en poco tiempo y que obliga a elegir sí o sí a canteranos. Sean piezas básicas, titulares indiscutibles o unidad B, han caído piezas para jugar en la pizarra. Una pizarra más corta y que tiene 23 fichas profesionales. Se optó por eso, pese a tener poderío económico. Ahora en Ibiza, toca ver a Murillo por Galilea. Se va con lo justo. Sin ropa ni muda limpia. Por tanto, la esperanza, difícil de asumir, pasa por la valentía que han aportado estos jóvenes. Y la han mostrado de manera sobresaliente desde el minuto uno del curso.

Alma y valentía de La Academia vs. Necesidad de experiencia

El míster tras el encuentro ante el Córdoba hablaba de alma. Los seis jugadores más ofensivos que acabaron el partido tenían menos de 22 años: Dani Lorenzo (2003), Antoñito (2006), Haitam (2002), David Larrubia (2002), Roberto (2002) y Loren (2003). Para muchos, una medida arriesgada y ante la obligación de lograr el ascenso, Pellicer sigue contando con casi un Málaga sub-23. Empezó el curso así y pese a los retoques sufridos durante el verano, él último en llegar fue Manu Molina, el Málaga tenía una media de edad histórica y baja: 22’2 años. Algo nunca visto en lo que llevamos de siglo. Nada que ver con el curso pasado con 28,08 de promedio. No valió de nada aquí tener mayor edad en el verde.

Para los más críticos y escépticos, eun arma de doble filo en algunos momentos. Más si cabe cuando el premio debe ser conseguir regresar a la categoría de plata. El recurso y la solución obligada de La Academia y la cantera del Málaga no es novedoso. No tan severo y profundo como este año, pero en otros tiempos, Pellegrini, para desafiar a la propiedad, utilizó a Olinga. En la 2014/2015, Javi Gracia apostó por gente como Juanmi (21 años), Samu Castillejo (19) o Darder (21). El propio Pellicer en su primer año completo convivió con Ismael Casas, Ramón, Juande, etc. Así hasta un largo etcétera de nombres propios…

A la vuelta de la esquina ya se avecina el mercado invernal. Habrá que ver los movimientos que determina la dirección deportiva de Loren Juarros y si dota de una mayor experiencia y veteranía de cara a la segunda vuelta del campeonato. Fichas no hay. Hueco debe buscar. De momento, para Ibiza, más cantera.