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La soledad de N’Diaye

El senegalés se multiplica en sus labores defensivas y hasta ofensivas, pero necesita socios con el que conectar

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Alfred N'Diaye junto a Burgos, Ramón y el canterano Pablo Arriaza | MCF
Alfred N'Diaye junto a Burgos, Ramón y el canterano Pablo Arriaza | MCF

El centrocampista africano anda huérfano de socio futbolístico. La soledad de N’Diaye se hace de notar y el Málaga no carbura en la construcción pese a que el africano es fundamental en el verde. Ni con Pablo Guede ni con Pepe Mel. De momento, ninguno ha encontrado una tecla que permita liberar la carga del senegalés y aumentar la productividad de los blanquiazules.

Y es que pese a que aun no anda físicamente en su mejor versión, estuvo varias jornadas con un aparatoso vendaje en su muslo, el malaguista se multiplica o extralimita sus funciones. Defender, equilibrar e iniciar el ataque.

En su primer partido con la camiseta del Málaga CF ante el Albacete entró al descanso. Salió por Ramón Enríquez y estuvo escoltado por Escassi y Febas. El partido lo acabó jugando de central por las necesidades del partido. Acabó con amarilla. Ante el Huesca, mismos escuderos. Eso sí, N’Diaye salió de titular, pero Guede optó por escoltarlo con Fran Villalba, Febas y Álex Gallar. Ante el Tenerife, acabó sustituido por las molestias musculares, pero de nuevo ninguno de sus escuderos logró darle al Málaga una buena versión ofensiva.

Ya en la era de Pepe Mel, la soledad de N’Diaye sigue vigente. Es cierto que ante el Villarreal B, sobre todo en la segunda mitad, el Málaga mejoró sus prestaciones ofensivas. Probablemente fue el mejor partido de N’Diaye en su regreso al Málaga. Pese a estar ‘tocado’, fue el centrocampista total. Encuentro completo. Casi sin fisuras. Tuvo buenos minutos Ramón y Villalba como sus aliados, pero en Santander se agudizó la necesidad de un socio de fatigas. 

N’Diaye aguantó y mantuvo el equipo equilibrado, pero no puede multiplicar su presencia en todas las facetas del juego. Solo la entrada de Jozabed dio algo de claridad, pero fue una pequeña raya de agua en el océano. En esta ocasión ni Febas, que lo intenta con brío y carácter, ni Ramón ni Villalba estuvieron a tono.

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