Ya no es perder sino cómo se pierde. Y la señal que nadie esperaba en el Málaga, ni siquiera el entrenador, ha llegado en el peor momento. Cayó ante la Ponferradina en un partido horrible y con una falta de actitud preocupante. El esfuerzo siempre ha sido innegociable… hasta ahora.
«Es la primera vez que vi jugadores parados. Hay maneras de cómo uno entra al partido que no se pueden dar», esgrimió Pellicer. El técnico quiso asumir toda la culpa de la derrota por su planteamiento y la elección del once, pero poco a poco se vio que estaba muy molesto con sus jugadores, como nunca lo había estado.
Y esa es la preocupación máxima que se ha establecido ahora en el vestuario y en las oficinas. Parece que hay futbolistas que no tienen todos los sentidos puestos en la temporada. Los rumores de un interés del Athletic a Rahmani, la falta de minutos de Orlando Sá o la polémica fiesta de Mejías no han ayudado en nada al equipo. Y habrá que ver si hay alguno más que se siente disconforme con su situación.
Lo que queda claro tras el encuentro ante la Ponfe, y después de acumular ya seis partidos consecutivos sin ganar, es que hay que recuperar la humildad. Si no es así, si la señal que nadie esperaba en el Málaga vuelve a reproducirse, la campaña se puede complicar y mucho. Y la salvación de la entidad pasa, un año más, por lograr la permanencia. Como sea.
