El centro del campo es la base de un equipo de fútbol, la piedra angular sobre la que el entrenador plantea los partidos. La afición malaguista ya tenía a Luis Muñoz y Ramón en la retina como los pulmones del Málaga, pero se ha sumado Alberto Quintana a la fiesta. El buen rendimiento copero del canterano invita a pensar en la sala de la ilusión boquerona de cara a la segunda vuelta liguera.
¿Cuál es el problema de esto? Que tanto el de Órgiva como el de Villanueva del Trabuco ocupan fichas no profesionales y el límite son cuatro -y arriesgando más de la cuenta-. Pellicer tendría que hacer tropelías para situar con mayor habitualidad a los mencionados. El doble pivote Luis Muñoz-Ramón es tradición ya en clave malaguista, pero el ’32’ podría oxigenar a los dos para higienizar la creación del juego blanquiazul.
¿Cómo podrían situarse en el 4-3-3 del castellonense? Quintana delante de los centrales, Luis Muñoz y Ramón como volantes alternando perfiles; aunque tampoco se descarta la doble pareja para liberar al ’30’ en posiciones más adelantadas y favorecer la labor ofensiva en tres cuartos que es, precisamente, uno de los dolores de muelas en el Málaga. Jóvenes, prometedores y de la Academia. El potencial centro del campo futuro y, más que la sala de máquinas, la sala de la ilusión.