Como todo establecimiento susceptible de contagio, La Rosaleda, según los parámetros marcados por los organismos sanitarios, ha cumplido una labor de desinfección en todo el estadio. El personal de mantenimiento del club de Martiricos, equipados con mascarillas, guantes, gafas y trajes específicos, ha estado realizando, desde la semana anterior, esta necesaria tarea antes de congregar, cuando el Gobierno y los organismos deportivos así lo decidan, a aglomeraciones.
Así, las taquillas del estadio, oficinas, vestuarios, el Museo y Tour, palcos y zonas VIP, además del edificio junto al anexo del campo, ya están aptas para cuando se pueda regresar a la normal actividad. La lucha por frenar el virus del COVID-19 es de todos, y La Rosaleda ya está desinfectada.