La permanencia está a tiro. Es cierto que le queda un último escollo a los blanquiazules para certificar el final de una agonía deportiva que no estaba prevista a principios de temporada, pero se debe de ratificar este sábado ante el Burgos en una Rosaleda que ya calienta motores. Lo dijo el propio técnico argentino en rueda de prensa: «Hasta que no sea matemático, no se puede celebrar». Cuestión de formalismos y ciencias. Para eso queda poco tiempo. El camino se enderezó en Tenerife tras una semana en la que Pablo Guede implantó una auténtica revolución.
Se inició dejando a Antoñín en casa tras su famoso vídeo. Una pachanga que lo va a condenar al ostracismo de cara a lo que resta de campeonato. Un asunto que el propio Guede afirmó que le duró «cinco minutos«. No fue la única revolución.
Una limpieza que deja brillo
Kevin se quedó en casa por decisión técnica y posteriormente, en el once, introdujo varios nombres propios: Dani Lorenzo, directamente al once junto al capitán Luis Muñoz en la sala de máquinas y además, mantener, la apuesta por Víctor Olmo e Ismael Casas en los laterales.
El brillo que deja esta particular limpieza del vestuario del Málaga CF se ve traducida en la mejor versión deportiva del equipo blanquiazul desde que aterrizó Pablo Guede al banquillo. Por rendimiento y resultados. Justo cuando pintaban bastos y tanto el Sanse como la SD Amorebieta se acercaban más que nunca a los blanquiazules, llegó la gran versión.
Los malagueños no zozobraron pese al temor y el vértigo. No temblaron las piernas. Además, la figura del argentino gana peso con el golpe en la mesa en el seno del vestuario donde implantó mano de hierro ante el comportamiento observado en determinados futbolistas.
La permanencia se queda a tiro y el Málaga debe acabar la agonía pensando en el futuro con el actual míster y con un núcleo reducido de jugadores. Ya se ha visto como el argentino en este tramo vital de competición se rodeó de su guardia pretoriana, intervino en los problemas deportivos sin temblarle el pulso a un Pablo Guede que impuso una revolución en el vestuario y que continuará supervisando en las próximas semanas. Paso a paso.
Jugaron los mejores,los quieren jugar y demostrar que sin válidos. Muy buen partido en todas las líneas . Jugaron valientes entre líneas arriesgando pases que antes no hacían. Hacia adelante y no tanto con el portero y la defensa. Sólo cuando era imprescindible . Buen cambio de mentalidad.
Lo mejor de la revolución Guede: Retratar con nitidez, la profesionalidad de cada jugador, al margen de su calidad, y su identificación con el proyecto.