El Málaga ya pasó en Fuenlabrada de la risa al llanto en cuestión de segundos, pero ayer se cambiaron los papeles. No fue el delantero, sino el portero. El equipo de Natxo González vivió la pesadilla de Dani Barrio, cuyo fallo inesperado y estrepitoso propició el 0-1 de Marc Mateu nada más comenzar la segunda mitad. De los mejores minutos en mucho tiempo antes del intermedio… a lo de siempre e incluso más, porque después se bajaron los brazos.
Minuto 47. Hay un centro lateral del Huesca que llega a las botas de Dani Escriche, aunque su control se va largo y llega manso a los dominios del asturiano. En este momento es cuando piensas que te están grabando una cámara oculta, puesto que no encuentras una explicación razonable a lo que hace el ‘1’: va al suelo a atrapar el balón sin ninguna presión rival y se le escapa como si fuese mantequilla. Ya desubicado, el ’10’ le deja en bandeja al ’21’ el gol ante la incredulidad y el silencio sepulcral más algunos aplausos tímidos de ánimo de La Rosaleda.
Todo esto en el contexto final de la temporada, cuando el guardameta finalizará su contrato con la entidad de Martiricos y no se respiran síntomas de una sorprendente renovación. La revolución bajo palos se avecina con un Dani Martín cedido… ¿que debería jugar el viernes en Montilivi en un ejercicio de justicia deportiva? El Málaga vivió la pesadilla de Dani Barrio en el peor despertar posible con el guante izquierdo.
