La nueva normalidad de La Rosaleda será la de tantos y tantos españoles. El club de Martiricos ha abierto las puertas de su estadio y el Anexo para dar a conocer algunos de los detalles de la desescalada blanquiazul. La primera fase de entrenamientos será de trabajo individual, manteniendo la correspondiente distancia entre los jugadores y con unas estrictas medidas de seguridad. Estas condiciones son imperativas para garantizar la salud de jugadores, cuerpo técnico y trabajadores.
Para ello, el equipo dispondrá de dos campos de fútbol; el principal y el Anexo. En este último, se han pintado cinco porterías pequeñas distanciadas unas de otras en las paredes que delimitan su perímetro. De esta forma, se asegura el espacio necesario entre los futbolistas.
Además, para minimizar la movilidad lo máximo posible, se han habilitado en el edificio contiguo unos vestuarios, una sala de trabajo, una enfermería, un gimnasio situado en la azotea y un pequeño campo de césped artificial, de momento. Zonas que permitirá realizar determinadas actividades específicas al aire libre. Todas las zonas de tránsito cuentan con una señalética específica para mantener la necesaria distancia social marcada por las autoridades gubernamentales. Sergio Pellicer ha sido el encargado de supervisar la nueva normalidad de los entrenamientos en persona paseándose por La Rosaleda, con mascarilla de momento.
