Lecciones de vida son las que ayudan a mejorar como persona. Bien lo ha aprendido recientemente Josua Mejías, que ha alcanzado una nueva madurez. El jugador del Málaga cometió un grave error en Nochevieja, aunque no fuera demasiado consciente de ello al principio. Pero los más expertos, los capitanes del equipo, le hicieron ver que sus acciones tienen consecuencias. Y pidió perdón.
Desde aquel episodio en el que Mejías celebró una fiesta en plena pandemia, el venezolano ha cambiado. Así lo siente él. «Estoy ahora tranquilo en casa. Cuando salió aquello, pues era una cena y luego sí que es verdad que cometimos un grave error, no guardamos la distancia, no llevábamos mascarillas, no nos cuidamos como debíamos haberlo hecho».
Todo eso, según el defensor malaguista, «me ha ayudado para madurar un poco más rápido. Ya no comento tanto en las redes en el día a día, me estoy cuidando más«, ha reconocido en un reportaje que verá la luz en MARCA.
El apoyo del vestuario
Para alcanzar ese nuevo grado de madurez, Mejías ha contado con el apoyo de un vestuario que no le ha dejado de lado a pesar de algunas críticas feroces. «Hablaron los capitanes conmigo para ver qué había pasado, pero por fortuna di negativo en la PCR y el problema no se extendió más».
Uno de los que más se volcó con él fue Orlando Sá, un hermano mayor para todos. «Me escribió cuando vio el vídeo. Yo por entonces no lo veía mal, pero él y los capitanes me hicieron ver que sí estuvo mal lo que hice. El cuerpo técnico también habló conmigo y les prometí que no lo haría más, que me cuidaría como tenía que hacerlo«.
Y desde entonces así ha sido. Lo que se ha visto reflejado en la confianza de Pellicer y en su propio nivel de juego. Este Mejías es otro, uno que ha alcanzando una nueva madurez que puede llevarle muy lejos en el fútbol.