La ilusión y la desilusión van de la mano con este Málaga CF. Los de José Alberto enganchan un domingo a toda su parroquia y al fin de semana siguiente los dejan caer desde lo más alto. Es lo que le está pasando jornada tras jornada desde que arrancó el campeonato en Segunda División. Tras las dos victorias en casa contra dos equipos que estaban en playoff, Tenerife y Las Palmas, los blanquiazules han vuelto a darse un batacazo de campeonato con el tres a cero en Burgos. Un resultado que vuelve a poner en duda todo lo que hay de cierto sobre el equipo que juega de local. Una montaña rusa malaguista.
Tras los dos primeros empates en la jornada 1 y 2, el Málaga venció al Alcorcón y se quedó esa tercera jornada séptimo en la clasificación. Todo estaba preparado para el asalto definitivo al ascenso, pero el equipo cayó en Almería pese a que había jugado uno de sus mejores partidos como visitante. Volvió a pasar 15 días después. El Málaga ganó 2-0 al Girona y el equipo pasó la semana en sexto puesto. La moral estaba disparada y todos los fantasmas del pasado olvidados. Fue entonces cuando llegó el 4-0 en Ponferrada, una dolorosa herida que hizo mella en el equipo y de la que todavía no se ha recuperado el vestuario. Desde entonces, cada partido fuera de casa es un suplicio para el Málaga.
A cada victoria del Málaga en La Rosaleda a correspondido su derrota constante. Burgos, Cartagena, Oviedo… la media es curiosa y hace que los blanquiazules no terminen de conseguir ver el vaso medio lleno nunca. Una semana el equipo sube en la tabla y a la siguiente baja. Es la única media a la que atiende el equipo de José Alberto López. El pinchazo en Burgos no ha hecho que el Málaga baje puestos en la clasificación, pero sí le ha hecho perder una oportunidad de oro para ascender a los puestos nobles. Otra vez la montaña malaguista ha entrado en funcionamiento.
Creo conveniente q el Malaga primeramente resuelva los temas judiciales y q después se planifique subir a primera. Esta temporada de transición y de sentar bases.