Es una ardua e intensa maratón este nuevo fútbol excepcional. Todos los días hay partidos y los equipos tan solo cuentan con 72 horas de descanso entre un encuentro y el siguiente. Mucha carga física para el escaso margen. Para el Málaga, que no cuenta con un amplio fondo de armario, es más crítica esta situación que para el resto de clubes de la categoría.
Sin tiempo para saborear y disfrutar el punto obtenido en Vallecas, los de Pellicer ya piensan en la próxima final que se jugará en La Rosaleda dentro de dos días. Espera el Albacete, donde el vencedor del mismo podría casi sellar la permanencia. Ya el 8 de junio, los blanquiazules regresarán a su hogar para medirse al Deportivo de la Coruña en otro partido a cara de perro. Tres partidos en menos de una semana.
Más se acentúa la acumulación de partidos si miramos el calendario hasta final de liga. Después del duelo frente a los gallegos, al Málaga le quedarían tres enfrentamientos más. Todo ello con un plazo tope del 19 de julio. Es decir, desde la fecha hasta la mencionada, los de Pellicer jugarán un total de cinco encuentros. Una maratón que de correrla como se merece, se certificaría la permanencia en una temporada muy, muy difícil.
