Cuatro meses sin ganar eran demasiados. Una victoria en los últimos nueve encuentros también pesaba como una losa. Desde dentro del club nunca se ha discutido la figura ni del entrenador ni de la plantilla. Pero siempre son necesarios los resultados, más allá del apoyo que se pueda ofrecer. Y por fin llegó uno positivo que vino como consecuencia de la mejoría en el juego de las últimas semanas. Y que coincide con la presencia de Escassi en medio campo.
El malagueño había venido actuando con regularidad en el eje de la zaga. Parecía un recurso temporal, pero entre lesiones de Juande, baja forma de Lombán y despistes de Mejías, se ganó el sitio en defensa. Ahí, sin embargo, aunque ha cumplido, sufría más. Su falta de velocidad la suplía con su buen posicionamiento y lectura de juego. Pero no era el Escassi determinante del Numancia.
Y aunque con alguna ausencia por sanción, Pellicer lo ha devuelto al centro del campo. En la medular se siente más cómodo y ofrece un empaque que dota de equilibrio al equipo y otorga más confianza a sus compañeros. Tanto es así que Luis Muñoz, por ejemplo, se puede liberar de obligaciones defensivas y sumarse al ataque más veces en los partidos.
Además, Escassi, en medio campo, es una máquina de robar balones. Se coloca en el sitio exacto, adelanta la línea de presión cuando los mediapuntas suben la presión para evitar romper el bloque y por alto también limpia un montón de balones cuando la defensa o el portero contrario juegan en largo. Una solución, la de poner al de El Palo en la medular, que ha venido para quedarse.
