El barro puede tener un significado positivo o negativo según se mire cuando es utilizado en una expresión. ‘Embarrar’ algo quiere decir volverlo turbio o difícil. En ese caso, no es algo bueno se mire como se mire. Sin embargo, ‘bajar al barro’ puede ser algo bueno. En este segundo caso quiere decir que alguien se va a remangar para trabajar en un asunto peliagudo o complicado. Al-Thani podría haber optado por una o por otra durante el tiempo que fue presidente del Málaga CF. Por desgracia para el club, el catarí ha optado por la connotación negativa de la palabra barro para guiar sus nuevos pasos en el club de Martiricos. La estrategia del barro que ha escogido Al-Thani no parece funcionarle y es que su credibilidad se encuentra por los suelos.
El todavía máximo accionista del club ha emprendido una guerra por tierra, mar y aire contra el administrador judicial en las últimas dos semanas. En pocos días, Al-Thani ha acusado a José María Muñoz de malvender jugadores, devaluar la imagen del club, querer protagonismo, poner en peligro la estabilidad de la entidad, tener un discurso vacío o populista… Son solo algunas de las lindezas que el catarí ha dedicado en su serial de comunicados, algunos con faltas de ortografía, dedicados a embarrar el campo de batalla que debe llevarle a perder su poco poder en el Málaga CF.
Pensando bien, ¿no ha hecho el ex-presidente blanquiazul todo aquello de lo que acusa ahora al administrador? Sus malas gestiones han provocado precipitadas ventas de jugadores por la supervivencia económica del club. Isco, Samu Castillejo o Pablo Fornals son buenos ejemplos de ello. Que Al-Thani ha devaluado la imagen del club es obvio, el Málaga lucha a día de hoy por no bajar a 2ºB. Sobre lo del protagonismo no hay más que hacer memoria para recordarle dando la vuelta de honor a La Rosaleda en una campaña en la que apenas sí estuvo en el palco. Sobre los discursos populistas no hay discusión, el jeque es el absoluto rey del tema. Al-Thani ha optado por la estrategia del barro cuando este ya le cubría la cabeza. El último error de alguien que perdió el rumbo hace mucho tiempo.