El estreno del Málaga CF ante su parroquia en un partido oficial no defraudó a nadie. La primera mitad del envite permitió ver a los de José Alberto López jugar como los ángeles. El técnico asturiano se sacó de la chistera a Kevin para que éste repartiese juego y crease una sociedad casi perfecta con Brandon y Roberto. El invento funcionó de cine porque a su apuesta inicial se ha sumar la impronta personal que el mister gijonés suele dar a sus equipos.
Es decir, presión alta sobre la salida del balón del rival, una verticalidad en el juego ofensivo digna de elogio y una concentración permanente mientras el esférico está sobre el césped. Con lo que a nadie hubiese extrañado que los blanquiazules se fuesen al descanso con uno o dos goles de ventaja. Pero para lograr goles, necesitas goleadores tal y como reclamó José Alberto en su última rueda de prensa previa al choque de ayer.
Así que, tras un primer tiempo primoroso, el conjunto de la capital de la Costa del Sol se vio sorprendido por un gran Mirandés en la segunda mitad. De hecho sino hubiese sido por el VAR estaríamos hablando de una derrota segura frente al rival de ayer. La presencia de Iñigo Vicente en la medular visitante dio un cambio radical al equipo burgalés.
Total que al final empata y gracias.
¡MEMORIA, COMPROMISO Y FE!, sobre todo esto último.
Este partido ya lo hemos visto muuuuchaaaas veces en las dos últimas temporadas. Quiero y no puedo
Ayer el Var nos ayudó lo que otras nos quitó.
Vamos Málaga!?
También hemos de considerar la condición física que dió un bajón en el segundo tiempo y ese aspecto habrá que cuidarlo porque se supone que estamos mejor adaptados al calor que los del Mirandés.