Cumplió el sueño que tenía de niño. El deseo por el que tantos años lleva peleando. Joaquín Muñoz pisó por primera vez el césped de La Rosaleda. Ya había debutado como blanquiazul frente a la Ponferradina, pero fue contra el Leganés cuando llegó el mayor regalo para el de Miraflores.
El atacante partió de suplente. Con el resultado en contra, Manolo Sánchez le llamó a filas para entrar junto con el canterano Julio. Cumplida la hora de juego, se despojó de la sudadera para entrar al campo, pero el gol inmediato de Juande retrasó su entrada. Después de minutos calentando, fue su turno con el segundo del Leganés. Ingresó al terreno de juego en el 73′ para ser el revulsivo del equipo… Y lo hizo bastante bien.
Con dinamismo y mucha movilidad, Joaquín dejó destellos de calidad cada vez que tocaba el esférico. En una de sus intervenciones generó superioridad en banda con Yanis, aunque la jugada no terminó con final feliz. También dio señas de la verticalidad que tiene cuando parte desde la banda. Cierto es que el equipo no fue capaz de marcar, pero el malagueño cumplió su función de agitador.
Así, el de Miraflores es ya una alternativa perfecta para Pellicer. Con más rodaje y ritmo competitivo, el extremo será importante en los esquemas del entrenador, que siempre elogia al ’11’ cada vez que le preguntan por el jugador. Pese a la derrota, Joaquín nunca olvidará su primera vez en La Rosaleda.
