El siguiente partido del Málaga CF no es uno más en el calendario. Los tres puntos de Lezama han dado aire a los blanquiazules. El conjunto de Martiricos afronta el choque con la motivación de hacer valer el salto que han dado adelante tras el triunfo contra el Amorebieta. Pero en la memoria de los blanquiazules, hay algo que pesa todavía más. En la ida, el Málaga salió goleado por cuatro a cero en El Toralín en lo que fue la primera muestra de carencias de este equipo en esta campaña 2021-2022. Una derrota que todavía escuece y que tiene el espíritu de vendetta muy activado en el entorno malaguista.
La Ponferradina llega a La Rosaleda en quinto puesto, poca broma. Un equipo que cuenta con Yuri como su principal estrella y que parece tener la media cogida a los boquerones. Solo una victoria en cinco partidos contra el equipo de Bolo que ha ganado tanto en El Bierzo como en La Rosaleda y que llega además con un equipo plagado de exjugadores del conjunto malacitano. El Málaga quiere revancha y quiere sacudirse de encima el cartel de equipo perdedor que se ha colgado en estos últimos tres meses.
Desde las victorias contra Las Palmas y Tenerife, el Málaga no ha sido capaz de tumbar a alguno de los equipos de la zona alta de la tabla. El empate en Ipurúa, ha sido lo único potable que han obtenido ante los gigantes de la categoría. Aquel 4-0 todavía escuece en el vestuario malaguista. “Hemos sido superados en todo momento por la Ponferradina. Hemos estado irreconocibles, esa es la realidad”, decía José Alberto en aquel momento. El Málaga quiere vendetta y matar dos pájaros de un tiro. Vengar el 4-0 de la ida y ganar a un equipo de la zona noble de la clasificación.