El Málaga afronta esta jornada la misión más difícil que puede tener un equipo en una competición de larga duración. Ganar al líder en su campo. Un partido calificado por el gran Joaquín Caparrós como “la visita al dentista”. Los blanquiazules irán a Cornellá con numerosas bajas y con la complicación de estar en tierra de nadie. Por si fuese poco, el equipo de Vicente Moreno ya cuenta las horas para certificar su regreso a Primera. Todo está preparado para la fiesta que los periquitos quieren que sea el encuentro. Pero Pellicer ya sabe lo que es ganar en el campo del líder.
Es cierto que la plantilla no tiene nada qué ver. Fue a mitad de febrero, justo antes de que arrancase la pandemia del coronavirus. Solo Luis Muñoz, Lombán e Ismael Casas podrían repetir de aquella convocatoria. El Málaga venció en Cádiz con un gol de Adrián González desde los once metros. Un penalti claro que dio tres puntos inesperados a un equipo que había entrado en buena racha. Después de aquella derrota el Cádiz solo sumó dos triunfos en nueve jornadas. El equipo dio la última alegría con público a los desplazados al Ramón de Carranza.
Pellicer tiene en su mano ahora repetir la hazaña. El Espanyol llega a la cita mucho más fuerte que aquel Cádiz. Los catalanes solo han perdido dos partidos como locales. En la jornada 13 se dejaron remontar en los diez minutos finales por el Girona en la que fue su primera derrota jugando en casa. La segunda llegó hace ya unos meses y con la misma casuística. El Espanyol ganaba 2-0 al Rayo al descanso y acabó perdiendo el partido 2-3, era enero. El Málaga de Pellicer ya sabe lo que es ganar en el campo del líder. Ahora, con muchas cosas en juego que no son el ascenso lo intentará otra vez.
