El Málaga debe reaccionar en los próximos cinco partidos que tiene el horizonte. Es el tren de la permanencia. Duelos de alto voltaje ante equipos que pelean por cotas mayores o similares. Los blanquiazules afrontan citas con equipos que andan en plena pelea y pugna por sus respectivos objetivos en la clasificación. El tren de la permanencia pasa, en buena medida, en los próximos quince puntos en juego.
Los resultados no acompañan y Natxo González trata de ajustar más las teclas, pero tampoco haya la fórmula. El míster blanquiazul ha usado hasta 20 futbolistas en tres jornadas. La zona peligrosa está más cerca que nunca si bien es cierto que todavía goza de una renta considerable: seis puntos. Un balón de oxígeno que no es infinito.
El Málaga está ante el tramo de la verdad. El tren de la permanencia llega en este repóquer de encuentros. Se juega la vida. Las aspiraciones actuales podrían variar en caso de un pleno o una racha positiva, pero todo el malaguismo ve en estos envites la llave de la permanencia.
Para ello deberá reaccionar y despertar. Mejorar su rendimiento ofensivo y certificar que la sangría defensiva pasó a mejor vida. Pese a la llegada de Natxo, el grupo aún no carbura. El entrenador asigna nuevos roles en jugadores y no para de mover piezas en busca del cambio.
De las próximas cinco citas, tres partidos son ante rivales en zona de descenso. Todos a domicilio. Este sábado el primero ante la Real Sociedad B. Los siguientes: Amorebieta en Lezama y Fuenlabrada en el reencuentro con Pellicer.
En casa también encontrará una gran resistencia. Interna y externa. La losa psicológica es dura puesto que el Málaga no gana desde el pasado mes de noviembre a la UD Las Palmas. Externa, porque recibe a rivales que coquetean con la zona de privilegio y que andan cerca de ser equipos revelación de la temporada: Cartagena y Ponferradina.