La Rosaleda tuvo ayer trabajo extra. No solo se ensañó con la figura de José Alberto López, al que se llegó a pedir la dimisión en varias ocasiones; el público también estuvo pendiente de Recio. El paleño volvía a su casa después de marcharse de Martiricos en 2018, la primera vez que lo hacía de visitante. Su equipo ganó, pero seguro que para el jugador fue una situación extraña enfrentarse a su equipo de toda la vida.
El centrocampista fue el sostén de un Leganés muy superior al Málaga; un partido muy sólido del conjunto pepinero, que apenas dio concesiones a los blanquiazules. Uno de los beneficiados de la llegada de Nafti. Recio vio la amarilla a quince minutos del final tras un agarrón evidente sobre Roberto, pero el mosqueo de la grada con el malagueño llegó en el minuto 67: Escassi estampaba el balón contra el paleño en el lanzamiento de una falta; se fue rápidamente al suelo para dar un poco de oxígeno a su equipo. Varios minutos perdidos. Siempre ha sido un jugador que sabe leer como nadie estas situaciones.
Salió sustituido en el 78′. La Rosaleda le despidió con aplausos, eclipsados por los pitos de un sector de la grada. El jugador rápidamente devolvió el gesto al público. La figura de Recio se ha asociado, injustamente, al último descenso del equipo. El jugador se marchó con la temporada 18/19 ya arrancada y dejando unos dos millones de euros en las arcas de Martiricos.
