El conjunto filial nazarí no ha conseguido sumar los tres puntos en ningún encuentro. El próximo rival del Málaga aún no sabe lo que es ganar.
Los de Milla afrontan esta categoría con la ilusión de un recién ascendido y, por supuesto, con la responsabilidad de mantener la categoría. El ascenso la temporada pasada fue un motivo de celebración mayor y un paso deportivo enorme para unos chicos que rozan con las manos el fútbol profesional. Pero no es nada fácil, su aterrizaje en la complicadísima Primera RFEF está teniendo turbulencias y necesitan sumar de tres antes de que pierdan el rumbo del vuelo.
Arrancaron la competición en casa, golpeando y adelantándose ante uno de los gallitos de la misma, el Real Murcia. Finalmente, los de Munúa dieron un clínic de cómo jugar los minutos finales de un partido y le dieron la vuelta a la tortilla. En la segunda jornada visitaron Linarejos, próxima parada del ‘on tour’ malaguista, y firmaron un empate a nada, a cero. Llegada la tercera jornada, los nazaríes recibieron en casa al Algeciras. Los del Nuevo Mirador se adelantaron en el marcador pero un malagueño, Mario González, empató el encuentro.
Dicho esto, los granadinos empiezan a tener la necesidad de ganar un partido y ahora se les viene una plaza complicada. Este sábado en La Rosaleda, que acaba de llegar a los 17.000 socios, se vestirá de gala para empujar a los suyos y prácticamente meter gol, como hicieron en la acción del tanto de Galilea. El próximo rival del Málaga aún no sabe lo que es ganar y la cuarta jornada, en Martiricos, puede amplair la mala racha. Estadio, por cierto, al que volverán algunos futbolistas que pasaron por la entidad como Julito Martínez, Eu Gutiérrez o Nils Mortimer.