Manolo Gaspar, director deportivo, prometió en la presentación de Orlando Sá que «cualquier jugador que firme el Málaga va a ser inscrito«. Descartó tajantamente que este verano pudiese ocurrir un caso Okazaki, que avergonzó a todo el malaguismo. Pero las inscripciones tienen reglas, normas, un orden, incluso en el Málaga.
Las dudas, pues, continúan estando vigentes. A pesar de que Manolo haya afirmado que todas las operaciones cuentan con el beneplácito del administrador judicial, eso no es sinónimo de que LaLiga haya dado su consentimiento. De hecho, a día de hoy, el Málaga sólo puede inscribir futbolistas que cobren el salario mínimo para un profesional en Segunda división, que es de unos 80.000 euros brutos anuales.
Sin haberse hecho públicas, la ficha de Orlando Sá supera esa cantidad. No así la de Cristian Rodríguez. Pero sí la de Escassi o Dani Barrio, jugadores que están a la espera de que el Numancia sea confirmado oficialmente como equipo de Segunda B. O la de Luis Muñoz, cuyo único obstáculo para volver a firmar con el Málaga es que le garanticen la inscripción.
Prioridades en la inscripción de jugadores
Pero no va a ser fácil. Porque para que todos estos futbolistas puedan ser inscritos, no basta tan solo con que LaLiga lo autorice. Se tienen, además, que poner a la cola porque la propia patronal exige que los primeros en inscribirse deben ser los que ya tenían contratos anteriores. En este caso, cuando se cuente con permiso, antes de inscribir a cualquiera de los nuevos, hay que hacerlo con Mula y José Rodríguez. Palabras mayores, sobre todo en el caso de este último por su alto salario.
Y para conseguir que esas promesas de Manolo Gaspar no queden como una enorme losa sobre su gestión, hay que reducir en 10 millones de euros la masa salarial para que el organismo presidido por Tebas dé cierto respiro. De lo contrario, las inscripciones en el Málaga no se podrán realizar ni en la forma ni en el orden establecidos.
