El calentón tras el arbitraje de Moreno Aragón en Martiricos sigue muy latente. En La Rosaleda se sienten muy perjudicados por las últimas actuaciones arbitrales, pero especialmente con la roja que supuso que los blanquiazules jugasen toda la segunda parte en inferioridad ante el Logroñés. El hecho de que el colegiado no aplicase la palabra agresión en el acta después de haberse referido a ella sobre el césped ha generado todavía más desconcierto en la zona noble del club. Los jugadores se han ido de vacaciones con ese sabor amargo y todos han hecho un esfuerzo por no manifestarse en contra de lo que viene sufriendo el equipo. El Málaga se ha mordido la lengua.
El primero de todos ha sido Sergio Pellicer. El entrenador malaguista contó hasta cien en la rueda de prensa post-partido. “La acción no la he podido ver. Parece que puede haber contacto, pero seguro que no hubo mala intención. Esto es fútbol, pero hay ya varias situaciones en las que nos han penalizado”, dijo tímidamente el preparador de Nules. Hay que recordar que Sergio Pellicer fue expulsado en el partido que enfrentó a los malaguistas contra la Ponferradina y que el entrenador de Castellón se la jugó con sus palabras sobre el césped y ante los medios. Pellicer ha aprendido la lección y no hablará sobre el asunto.
Hace no muchos días fue Manolo Gapasr el que dejó claro el descontento de la entidad de Martiricos durante una entrevista con Málaga Hoy. “Creo que el Málaga está siendo muy perjudicado con los arbitrajes, la verdad. Lo que pasa es que no levantamos la voz. Al final, le preguntas a cualquier equipo y todos se sienten perjudicados”, decía el director deportivo. El Málaga se ha mordido la lengua con los arbitrajes. En La Rosaleda nadie quiere patinar con una crítica contra los estamentos después de la delicada situación institucional que vivió la entidad en verano. Como ocurre en las películas, cuando ‘el malo’ es detenido por la policía, “cualquier palabra puede ser utilizada en contra”.