Toda fuerza parte desde un punto y el Málaga encuentra tras cuatro amistosos de pretemporada su núcleo duro. Ese que va más allá de los jugadores que conforman la pizarra y comenzando por el míster. Pablo Guede esconde su tesoro más preciado con el 3-5-2 y esta idea apunta a ser el Plan A del nuevo proyecto deportivo de La Rosaleda. En cuanto a nombres propios, el argentino empieza a conocer quiénes tiran del carro y qué dorsales guardará en la nevera hasta que el destino del fútbol diga lo contrario.
¿Por qué es tan valioso jugar con tres centrales? Porque potencia el juego ofensivo. Puede sonar contradictorio, aunque colocar dos carrileros adelantados por bandas te facilita ganar superioridad por fuera. Esto se combina con el rol de uno de los dos delanteros, quien baja a recibir con el fin de sumar dos botas más en el juego combinativo por dentro. Lo dicho culmina en la gran primera conclusión en lo que va de ruta veraniega: el míster sabe cómo va a atacar este Málaga, es claro, transparente e incluso cristalino.
Más allá de esto, desde el cuerpo técnico son conscientes de que los pesos pesados de la plantilla estarán en las mochilas de los estandartes. De hecho, Manolo Reina, Unai Bustinza, Esteban Burgos, Ramalho, Jozabed y Aleix Febas son quienes arrancaron la remontada contra el Xerez «sin contar a Genaro Rodríguez» por mucho que anotase el 1-2 definitivo. Sin olvidar a los Luis Muñoz, Rubén Castro, Fran Sol y compañía, el Málaga encuentra su núcleo duro. Y lo que es más importante: su entrenador empieza a dar con la tecla de cara a LaLiga SmartBank.
Haría falta otro partido más de pretemporada para poner en práctica un once tipo. El posible once inicial elegido para ser titular.
Y que se vayan conjuntando en el terreno de juego.