El triunfo ante el Girona implanta en el malaguismo un áurea de ilusión, confianza y alegría. Los últimos resultados, sobre todo en La Rosaleda, refrendan el proyecto de José Alberto. Es ahora cuando arranca la alta montaña para el cuadro blanquiazul. Le toca dos salidas consecutivas: Ponferrada y Gijón. Dos puertos de alta categoría y ahí el Málaga CF debe sacar músculo.
No son dos plazas fáciles y no porque históricamente se le haya dado mal al equipo de Martiricos, es que tanto Sporting de Gijón como Ponferradina son dos de los titanes, a día de hoy, en LaLiga Smartbank. El líder de la tabla y el segundo clasificado, respectivamente.
El Toralín es una plaza inexpugnable en lo que llevamos de campeonato. Nadie ha sido capaz de arrancar una victoria. Tres triunfos en su fortín. Victoria en la primera jornada ante el Alcorcón (1-0). Superó al Girona (2-1) y también al Almería (1-0).
Además, en clave blanquiazul es sinónimo de tierra maldita puesto que nunca en su historia reciente ha conseguido sumar de tres. Lo ha tenido cerca de sus manos. Por ejemplo en 2007. Con Muñiz en el banquillo. El equipo blanquiazul acabó con un 2-2 en el que encajó un tanto del que luego fuera jugador malaguista Nabil Baha.
El curso pasado anduvo también cerca de conquistar el Toralín. Tras el gol inicial de Rahmani, al final Curro Sánchez puso las tablas en el marcador (1-1). En 2019 y casi sobre la bocina, Yuri anotó el tanto de la Ponferradina y el Málaga firmó la derrota (1-0).
No hay que negar que el equipo de José Alberto como visitante pierde fuelle y muestra más signos de fragilidad. Los números están ahí y solo han registrado 1 punto de 6 posibles. Además, ha encajado cuatro tantos en dos partidos. Básicamente no ha ganado a domicilio y es más vulnerable.
De ahí que ahora el Málaga tendrá que sacar músculo ante dos titanes de la categoría. Le toca al equipo malaguista demostrar que su estancia en la zona privilegiada no es circunstancial. Eso solo se consigue conquistando tierra hostil.
