El proceso de aprendizaje es bueno al final de su recorrido si este ha sido satisfactorio. Cuando se termina, y por ende uno es mejor que cuando lo empezó. Por el camino, no siempre hay buenos momentos y es que aprender va de la mano de errar. Este Málaga vive en un proceso de aprendizaje constante que no siempre es fácil de asimilar para el aficionado. Se sobreentiende que un central de la veteranía de Galilea sabe que esa jugada de Panichelli hay que cortarla antes de que sea gol. Pero lo que a lo mejor lo que todavía no se ha aprendido es que Aarón Ochoa sepa leer que el pase de Baturina ha sido malo y que tiene que tapar en lugar de ir a por la bola.
Es lo que tiene el proceso de aprendizaje. Sacar en el campo del tercer clasificado a un chaval de 17 años como Ochoa es lo que tiene. No podemos presumir de cantera y luego ‘matar’ al chico porque lleva dos semanas un poquito peor de lo normal. El proceso de aprendizaje le ha quitado ya muchos puntos a este Málaga. Pasa porque aunque en el equipo haya jugadores que saben de sobra lo que es la Segunda española, el colectivo al final no tiene tan claro la dureza de esta categoría.
Visto lo visto en La Rosaleda en la ida y lo que se vio en Anduva este lunes, la diferencia entre el Mirandés y el Málaga no es tanta. Eso da rabia. La distinción quizás sea un Panichelli que en 90 minutos es capaz de darte tanto en el área rival. El Málaga lo tiene a ratos, con Dioni, por ejemplo. Al final, los errores en las áreas son lo que te marcan estar tercero en la tabla o estar undécimo. Lo de esta jornada duele porque el Málaga no se asustó ni quiso empatar el partido y al final lo perdió.
No estuvo fino Pellicer con la alineación y con los cambios. No tiene sentido alguno la titularidad de Sangalli y más viendo que Larrubia no estaba tan mal como para no haber jugado más minutos. Ni un minuto para Ramón. Los cambios en un momento en el que el equipo estaba bien no aportaron y aquí la culpa no solo debe ser del entrenador, también de un jugador como Rahmani que está a años luz ya no solo de la versión de 2020, sino de la que se esperaba este verano cuando se fichó. Una pena.
También, y para aquellos que están con la escopeta cargada, este Pellicer que ha fallado con los cambios es también el mismo que tiene al equipo en proceso de aprendizaje a diez puntos por encima del descenso a finales de enero. Queda dicho. El proceso de aprendizaje es una putada, pero en él estamos.
Pellicer es un entrenador de cantera , no de fútbol profesional, seamos realistas, un club como el Málaga si querémos estar donde tenemos que estar debe tener otro entrenador, el Málaga sigue siendo una ong y así no vamos a ningún lado…
Muy bien explicado juanje y esa es la realidad.